Pocos hombres serían los que se acercasen a una mujer. Porque
los hombres lo que buscamos en la mujer, es sexo puro y duro y nada más, aparte
que alguno busque también cariño.
Nos gusta casi todo de la mujer, sus curvas (piernas,
glúteos, barriguita, sus pechos, su carita fina, sus labios y todo lo que es
agradable a nuestros ojos, de hombres machotes.
Nos gusta todo eso, porque es agradable a nuestra vista y es
tiernecito y produce placer acariciarlo y besarlo.
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Nos gusta menos el ano, porque si no se lava mucho, huele
mal. Si nos gusta su vagina, que está cerca de aquel, porque en ella
introducimos nuestro pene, consumando el acto sexual, el orgasmo, que en las
mujeres se puede repetir.
Lo que no nos gusta tanto, es lo que viene después: el bebé.
Mantenerlo, criarlo y aguantarlo cundo llora, cuando hay que cambiarle los
pañales y esas cosas.
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Nos gusta todo de la mujer, porque está tierno: sus pechos
(ya sean pequeños medianos o grandes), sus glúteos, sus labios, su barriguita,
pero todo esto mientras es jóven y guapa, pero cuando pare y se pone fea y vieja,
ya no la queremos tanto.
Si no fuese por el sexto sentido de la mujer, la torearíamos,
nos aprovecharíamos de ella y cuando nos hartemos, la mandaríamos a freir
espárragos, literalmente hablando.
La mujer busca un HOMBRE, no un sexo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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