Es el “castigo” que nos ha caído en esta vida. No podemos
estar sin hacer alguna actividad, remunerada o no, ya que es lo que mueve el
mundo.
Grandes y pequeños, tenemos que hacer algo, movernos. Prueba
de ello es mi padre, que con casi noventa años, ayuda a mi madre en algunas
tareas del hogar.
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El trabajo más importante es aquel, en el que ganamos un
sueldo. No lo tengo yo que decir, es obvio que esta es la actividad que nos sustenta.
Aparte de eso, sería muy aburrido, no tener nada que hacer en
todo el día. No sería sano pasar las veinticuatro horas sin ocupación.
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Tampoco es necesario exagerar, hacer horas extras y cosa de
esas. Aparte de eso, con nuestra jornada, ya tenemos bastante, salimos cansados
con lo normal.
Por cuenta propia o asalariados, realizamos nuestro trabajo,
muchas veces, a disgusto, cuando es lo más sano y productivo, que podemos
hacer.
Hombres y mujeres, ricos y pobres, cada uno en su tarea,
construimos un mundo, que más que un martirio, es un regalo del Cielo para
nosotr@s.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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