Es aquel que circula con precaución, respeta las normas y a
los demás conductores y peatones. No va demasiado rápido ni demasiado lento,
según por la vía que se circule.
Da paso a otros que quieren incorporarse a la vía. No se pone
nervioso cuando el tráfico está malo, cuando hay atascos. Ya lleve un vehículo
de gran tonelaje, un turismo, una moto o un patinete eléctrico, no molesta a
los demás conductores.
No usa en exceso el claxon como protesta a la maniobra
indebida de un conductor o peatón. No se irrita por nada. No presume de ser
buen conductor, sino todo lo contrario.
No presume de llevar un buen coche, los demás también son
buenos. No para ni aparca en lugares prohibidos o donde estorbe a otros
conductores.
Mantiene su vehículo en perfectas condiciones para circular y
lo tiene limpio. No bebe alcohol ni toma drogas, ni habla por el móvil, ni fuma
mientras o cuando tiene que conducir. No habla acaloradamente con los demás
ocupantes del vehículo.
No protesta si se le cruza un peatón o un vehículo. Solo
trata de evitar el accidente por todos los medios posibles. No hace maniobras
peligrosas para él o para los demás. No avasalla con su vehículo.
No come ni bebe mientras está conduciendo. Su ley es superior
a las normas de tráfico. Su lema es seguridad al volante. No juega con sus
niños mientras conduce, ni con su novia o esposa.
No va mirando a las niñas con falda corta y escote generoso.
Siempre lleva el cinturón de seguridad y las luces encendidas, aunque sea de
día.
No toma café ni excitantes para conducir. Presta toda la
atención a lo que está haciendo, conducir.
No escucha música ni el partido de su equipo favorito.
Si eres así eres un buen conductor o conductora.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.