En pareja hay que compartir todas las tareas. Depende del
trabajo que tenga cada uno. Si el hombre trabaja doce horas, es normal que la
mujer tenga que incar más el codo en sus tareas hogareñas. Si es esta la que
trabaja duro, es el hombre el que tiene que ayudar mucho para llevar la casa
para adelante.
Hombre y mujer, lo más importante es llevarse bien.
Compartir, algo más que repartir, las tareas de dentro y fuera de casa. No es
justo que la mujer trabaje doce horas y el marido ocho en su trabajito y ya
está. Hay que compartir las tareas igualmente. Que también es duro estar doce
horas trabajando en casa.
Matrimonio significa unión, para lo bueno y para lo malo.
Estar unidos en concordia para lo que haga falta. La casa implica mucho, los
niños, la limpieza, el lavado de la ropa, el planchado, hacer la comida, fregar
los platos, hacer las camas y miles de tareas, que hacen nuestras féminas y que
no se les reconocen.
El casarse significa compartir y no tener a la mujer como un
objeto más de casa. Son personas como nosotros y merecen el cariño y el calor
de su marido, que la debe tratar como a sí mismo. Si ella no trabaja fuera de
casa, los domingos hay que invitarla a comer fuera y descargarla ese día de las
tareas del hogar. Si trabaja fuera, con más razón, hay que ayudarla con los
niños, el colegio y miles de tareas que genera el hogar.
No vale el sentarse a la mesa y que te pongan todo delante.
Hay que colaborar con esas mujercillas que dedican su vida a su familia, por ejemplo,
fregándole los platos un día dado y no ver tanto la televisión, que es malo
para el cuerpo.
Matrimonio es unión para lo bueno y para lo malo. Hay que
cuidar al conyuge, como si de un niño se tratase, ayudándole en todo lo que
buenamente podamos.
Hay parejas que se las arreglan muy bien. Se reparten las
tareas del hogar y las del trabajo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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