Depende de qué tipo de vehículo o persona nos refiramos. Si
es un coche, corre mucho, si es un tren corre más y si es un avión, supera los
1000 Km/hora. Si es una persona, es mucho más pequeña.
Dicen que lo más rápido es la luz (300.0000 Km/ segundo), que
ya es decir, pero yo creo que es el pensamiento, ahora está aquí, ahora a
millones de Kms. Sin movernos del lugar.
Yo pienso que no hay que correr tanto. Aquí y ahora pueden
suceder cosas fantásticas. Como que nos toque la lotería, por ejemplo.
También aquí puede nacer el amor de un hombre por una mujer,
que serán artífices de la vida, ni más ni menos.
La mejor velocidad es la de crucero, tranquilitos, pero no a
paso de tortuga. Este es un término marinero que designa una velocidad media,
ni muy lento ni muy rápido.
El amor debe ser tranquilito, sin sobresaltos, el trabajo a
velocidad media y el caminar por la vida tranquilo y buena letra, que no hay
que correr para fracasar, más vale ir despacio y con buen entendimiento que
rápido y fuera de si.
No olvidemos las fábulas: la tortuga y la libre, que por
mucho correr perdió la apuesta. Más vale ser como la hormiga, que almacena
durante el verano, para tener en el largo invierno.
Trabajar para vivir es la velocidad del pobre. El rico no
tiene que correr, lo tiene todo servido sin hacer nada apenas.
Las penas, contra menos mejor, alegría de vivir contentos y
en concordia que andar por ahí buscando jaleo.
El deporte para los astros, que ganan buenos dineros y viven
a una velocidad excesiva durante la juventud y luego se tienen que retirar,
cansados y decaidos de tanto correr.
No mezclemos la velocidad con el tocino, que es cosa de
comer.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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