viernes, 24 de mayo de 2019

LOS PIES DE MI MADRE


Me traen de cabeza, ya que me pide calzado y ninguno le viene bien y es que se partió el tobillo derecho y solo se lo vendaron en casa, con lo que no quedó bien y ahora le da la lata.
Hoy le llevo el segundo calzado que me ha encargado y veremos si le cuadra o no. El dinero me ha costado, pero no sé si le vendrá bien. Yo le compré unos buenos zapatos de piel, pero no le gustaban y se los he cambiado por unos deportivos, que no sé si le gustarán.
En el campo, antiguamente, se apañaban como podían y no iban al hospital porque no estaba a su alcance. Mientras se es joven se sobrellevan las cosas, pero cuando se es mayor, todo sale y se sufren las consecuencias.
No se le da importancia a cualquier dolencia o rotura y luego pasa factura con los años. Son muy descuidados para consigo mismo. El peor enemigo de uno mismo es él, que no se cuida como debiera.
Hoy día, por menos de un pimiento, ya estamos en el médico o en el hospital para que nos curen cualquier dolencia. En realidad es mejor, porque luego se agrava y ya no tiene solución.
Los jóvenes de hoy vivimos en España unas condiciones envidiables. Nuestros mayores que nos han cuidado con esmero, para que ahora no les devolvamos los favores con creces, que se lo merecen.
Quien no ha sufrido hambre, no sabe lo que es y nosotros hemos tenido la barriguita siempre llenita. Es de agradecer que no nos encontremos en un país pobre, sin comida, sin vestido y sin educación.
Llevemos las cosas bien y que nuestros padres no sufran más. Bastante tienen con haber trabajado duro por dos chavos y ahora nos parece poco por realizar tareas que no exigen esfuerzo físico, ni mental, tan solo hay que saber manejar las máquinas que la modernidad pone en nuestras manos.
Que el bien reine en nuestros corazones y no haya maldad para los que son realmente hermanos nuestros.
Que no haya gente que le pase como a mi pobre madre.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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