Se conducirán casi solos. Es en presente y ya aparcan solos,
tienen ordenador de viaje y un chorro de tonterías, que no sirven para nada,
pero si cuestan bien la plata.
Si a eso añadimos que hay robot que lo hacen casi todo,
podemos mandar al robot con el coche a hacer la compra y nosotros nos quedamos
en casa viendo las tonterías que echan en el televisor, último modelo, curvado,
que parece que estás dentro de él.
Parece cachondeo, pero, en parte, es cierto. Decide tú lo que
es verdad y lo que no, porque yo no estoy muy informado de los últimos
adelantos en tecnología, ya que no conduzco y apenas veo la tele.
Vamos a lo nuestro, los coches. Los hay para todos los gustos
y bolsillos, pero valen caros, según, claro está, del dinero que tú dispongas,
porque lo que es yo no me voy a comprar ninguno. Me voy a todos los sitios en
autobús, que fue mi último trabajo y que lo hacía por vocación y por el dinero,
claro está.
Coche y televisor van juntos. En la tele ponen los spot publicitarios
de los coches, con todos sus adelantos y anunciándonos la felicidad
inexistente, en todos sus modelos. En el coche tienes televisor, que no puedes
ver porque tienes un accidente. Vamos, un lio que no hay quien lo entienda. ¿Lo
entiendes tú?
No hay que esperar al futuro para tener un coche que,
despliega sus alas y se convierte en volador. Una pasada, vamos. Si tienes
pasta te puedes hacer con uno de ellos y si circulando en cualquier carretera,
te encuentras un atasco, despliegas las alas del coche y te evitas estar un
buen rato parado, donde te pueden entrar ganas de hacer pipí o caca y a ver
como solucionamos el asunto, porque baño no tienen todavía.
Estoy deseando que inventen los autobuses voladores.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.