sábado, 30 de junio de 2018

PRÍNCIPES Y PRINCESAS


Había una vez un reino, más allá de este mundo, donde solo había principes y princesas. Optaron por no casarse ningun@ de ell@s, porque su amor era tan bonito, que no querían estropearlo con bodas que, al final, quiebran. En aquel reino no había nadie superior a nadie.

Reinaba la PAZ, el AMOR, el buen hacer, el cariño, la amistad mutua y tenían todo lo que se puede desear, no una persona cualquiera, sino un príncipe.
En aquel reino no había días ni noches, no hacía frío ni calor, no era necesario comer ni beber, porque estaban alimentados para siempre. No había enfermedades, nadie sentía dolor ni pena, por nada ni por nadie.

Era un mundo perfecto, nadie era jefe de nadie, porque no era necesario trabajar. No había que dormir, todo el tiempo era para disfrutar.

Tenían la eternidad en sus manos. Vivirían para siempre y no había nadie malo por allí. Todos eran más buenos que personas, eran príncipes o Ángeles de un Cielo que era suyo y la LUZ los guiaba.

Su rostro era de luz resplandeciente, que alumbraba todo el Reino. Este Reino no tenía fin y sus habitantes no envejecerían ni morirían jamás. Allí estaban todas las personas que han pasado por este mundo, pero vivos, no muertos, como cree mucha gente.

Todo el tiempo (que no existía), pues era Eterno, era para hacer las cosas que más gustan a cada un@, que se regocijaba con la presencia de un número de hermanos, que nadie sabe contar.

No había la posibilidad de salir del reino, ni de que entrase alguien de otro reino malo, que nos rondó en vida, en la Tierra.

No había ni niños ni personas mayores, todos eran adultos, maduros y por ellos el tiempo no pasaba.

Nadie tenía miedo de nadie, porque todos eran buenos y no hay posibilidad de que nadie se volviese malo, agresivo o indecoroso.

La luz del CIELO los alumbraba y ninguno quería irse de allí.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

DISFRUTAR SIN MOLESTAR


Hay muchas formas de disfrutar sin molestar, a los que están a nuestro alrededor. No pretendo yo decirle a nadie qué tiene que hacer para pasarlo bien. Solamente deseo expresar algunas situaciones en las que, no debemos ser egoístas, autoritarios, creídos e insolidarios a la hora de pasar nuestro tiempo libre, o bien en el trabajo o en nuestras ocupaciones.

En este tiempo de verano, hay muchas personas que disfrutan de sus merecidas vacaciones. Cada cual lo hace a su manera. Ahora lo más propio es ir a la playa, a piscinas, parques acuáticos…Siempre hay algún gracioso que mete la pata y molesta a los demás bañistas, por ejemplo, corriendo por la playa, salpicando agua o arena al que está tan tranquilo bañándose o comiendo su tortilla y su picadillo de tomate.

Hay quien va a lo suyo, cuando se está bañando y molesta al que se toma la cosa con tranquilidad. En el agua, salpicando el líquido elemento, haciendo guerra de agua o saltando desde el trampolín, sin miramiento hacia el que está abajo, tan tranquilo, nadando en la piscina.

Hay quien va a la playa a ver a las jovencitas con poca ropa, lo que molesta a estas.

Por la tarde, noche es hora de salir a pasear, a tomarse unas copitas, o en su caso tapitas o cenar. Hay quien se pasa con el alcohol y ofende verbalmente o con su comportamiento, al que está disfrutando de una velada tranquila y sin percances.
Hay quien prefiere pasar su tiempo libre en la tranquilidad del campo. Hay albergues preparados para acoger a este turismo. Tanto aquí como en las demás cosas descritas, son los más jóvenes los que estropean la fiesta, al que solo pretende disfrutar a su manera, muy respetable, por cierto. Si te gusta tomarte tus copitas, pues bebe alcohol, pero no molestes.

Hay quien gusta de dar un largo paseo, por las anchas aceras que disfrutamos en Málaga, por el paseo marítimo o la playa, o sentarse en una terraza a dialogar con compañeros, amigos o familia. Siempre está el gracioso de turno, que pasa con su bicicleta, por la acera, molestando.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

viernes, 29 de junio de 2018

EN VERANO


16-06 2018

En cinco días tenemos el verano aquí. La luz y la alegría del verano vienen a ser mitigados por las altas temperaturas, pero este calor invita a ir a la playa, las piscinas y los días largos dan para hacer muchas cosas: salir temprano o al atardecer, a pasear o a tomar algo, ir de viaje, vienen los turistas a nuestras playas, no suele llover (con lo que podemos salir tranquilos) se puede ir con poca ropa.

En este tiempo cobramos la paga extra de verano, con lo que tenemos,  algo más de dinerillo para hacer compras de ropa, calzado y cosas para la casa.

En España llegamos a tener más de quince horas de luz de día, con lo que podemos disfrutar del buen tiempo haciendo lo que más nos guste a cada un@. Después del trabajo, tenemos luz natural para divertirnos, en el amplio abanico que nos ofrece nuestra ciudad y nuestra tierra.

Solemos coger las vacaciones en este tiempo, que llega a saludarnos y en el que solemos estar más alegres. El calor no enturbia la alegría del llamado buen tiempo.
El sol del verano viene a calentar nuestros huesos, después del frío y lluvioso invierno. 
Es una tregua para pasarlo bien en todos los sentidos.

La luz del verano invita a estar, a todos, más alegres, con más ganas de vivir, de divertirnos, de pasarlo bien con los amigos…

Muchos gustan de tostarse al sol, en la playa, para lucir un moreno de envidia. Otros optan por la piscina. El caso es, estar el mayor tiempo posible echados en remojo.

Por las tardes, las terrazas de los bares, se llenan de gente, que a la vez que toman un refresco, toman el fresquito de la estación estival, en compañía de familiares y amigos.

Es tiempo de madrugar, para aprovechar el frescor de la mañana y al medio día, echarse una buena siesta, que nos de fuerzas para salir por la tarde, a dar un sano paseo, por las amplias aceras de nuestra acogedora ciudad.

Bienvenidos sean todos los turistas a nuestra tierra.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

miércoles, 27 de junio de 2018

LA MUÑECA FEA


“Escondida por los rincones, temerosa que alguien la vea, hablaba con los ratones, la pobre muñeca fea.

Un bracito ya se le rompió, su carita está llena de hollín, y al sentirse olvidada lloró lagrimitas de serrín.

Muñequita, le dijo el ratón, ya no llores bonita, no tienes razón. Tus amigos no son los del mundo, porque te olvidaron en este rincón.

Nosotros no somos así. Te quieren la escoba y el recogedor, te quieren el plumero y el sacudidor, te quieren la araña y el viejo mastín. También yo te quiero y te quiero feliz. También yo te quiero y te quiero feliz”

Esta es una cancioncilla con la que, a veces, me siento identificado. Yo sería esa pobre muñeca fea. Siento que nadie me quiere como merezco. Vamos, que soy un estorbo en mi casa, para mis amigos y en general para el mundo.

Yo, como sabéis, soy jubilado y cobro poco. Soy fumador y aporto poco dinero a casa. Me dedico, por las mañanas, a hacer la compra y ayudar, en lo que puedo, a mis padres.

Por las tardes me voy a la Asociación Al-Farala donde escribo y publico en el ordenador, para mis contactos (que son unos cuarenta o así) y en Facebook escritos como este, que a casi nadie interesan. También hago copias para los que me las piden en papel.

No es una lectura culta ni interesante, al menos para muchos.
Por estas razones y otras que no vienen a cuento, me siento olvidado como la muñeca de marras.

Yo escribo lo que me sale del corazón, con la idea de que a alguien le pueda interesar y ser útil en su vida, en su trabajo y en la vida en general.

Es muy triste sentirse solo y olvidado, habiendo tantas personas por ahí. Desde mis padres y hermanos, compañeros de trabajo en la EMT, hasta mis vecinos y amigos virtuales. Estos últimos son los que más me alientan.
También están mis compañeros de Al-Farala, pero me veo poco con ellos.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

martes, 26 de junio de 2018

DON PAPÓN


Es el bar de patatas asadas que tiene un hermano mío. Está en la carretera del Colmenar, a la entrada. No solo sirven patatas, también camperos, hamburguesas, pizzas…

Está muy bien montado y a él van muchas personas a comer o a llevarse la comida para casa. Tienen cuatro o cinco personas trabajando con ellos y les va bien. Esto porque trabajan mucho mi hermano y su esposa, que es como una relaciones públicas. Se le da bien el trato con la gente.

Si quieres tomar o llevar una suculenta cena, pásate por el DON PAPÓN. Te hallarás agradecido, allí encontraras calidad y buenos precios.

Mis sobrinas no trabajan actualmente en el chiringuito, porque una está casada y vive lejos y la otra está estudiando.

Mi hermano comenzó trabajando en un local de papas asadas. Allí conoció a su mujer. Luego se independizaron en un local en alquiler. Más tarde compraron uno propio y hoy la vida les sonríe.

Nadie les ha dado nada. Ellos con su esfuerzo personal, han conseguido tener un negocio que marcha bien, a pesar de la crisis.

Han pasado momentos malos a lo largo de los años, porque no hay un rosal sin espinas, pero hoy están acomodados y todo marcha bien.

Cuando, mis padres y yo teníamos coche, íbamos a tomarnos algo a su establecimiento, que nunca nos cobraba. Pero ahora que no tenemos, no podemos ir, porque hay mala combinación de autobuses.

El burguer está muy bien montado. Tiene un salón grande y mesas en la terraza. Ahora en verano, cuando oscurece, se está como un señor. Mi hermano se porta muy bien conmigo. Me ha regalado el móvil que tengo actualmente y el anterior me lo compró su mujer y cuñada mía.

Si quieres pasar una tarde noche de ensueño, vente al papón, donde sus agradables camarer@s os servirán lo que elijáis de comer, bien al fresco de la terraza o en el interior climatizado. Os lo digo por experiencia, las patatas están de miedo y los camperos, con o sin pollo, para chuparse los dedos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

lunes, 25 de junio de 2018

LLORANDO


Llorando aprendí que es mucho mejor reir,

La vida me enseñó, que es preferible a sufrir.

La experiencia me enseñó que estamos más presos,

Que el que está en la cárcel. ¿Porqué será eso?

Llorando me quedé con lo puesto. Todo lo material lo perdí.

En pantalón de pijama, abandoné mi hogar,

Dispuesto a que en el mundo, se prodigara el amor. Sufrí males incontables, detrás 

de la reja,

Todo porque no me quiso acompañar, mi pareja.

Mi mayor alegría es ser padre, para saber lo que sufre,

un padre por su hijo cada día, que Dios echa al mundo.

Veinte y siete años tiene ya, mi querido y único hijo.

Veinte y tres llevo sin verle, es justo esto señora mía,

Que te apartaste de mí y me quitaste la alegría.

Ya mis ojos no lloran, porque se ha secado la fuente,

de mis lágrimas. Es un poco de melancolía esto que cuento,

verídico como la luz del día. El tiempo pone a cada

uno en su sitio, sino espera un momento y te diré,

porque tanto me aman, más que yo nunca amaré.

Como yo hago, podrías hacer tú, serías feliz como yo.

Es cuestión de colaborar y tu premio tendrás.

Mi intención es que tú puedas amar como yo amo,

Sino, pregunta por ahí por mi condición, de como

yo te puedo enseñar de todo, lo que significa amar.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

sábado, 23 de junio de 2018

CANTAR Y COSER


Coser y cantar, como suele decirse cuando una cosa es muy sencilla de hacer. Pues, la verdad es que me resultan las dos cosas difíciles. Cantado tengo la voz muy fea y coser, tampoco se me da bien.

Sin ir más lejos, me puse esta mañana a coser, un bolsillo de un pantalón que estaba roto. Había que pegarle un trozo de tela, pues no tenía otro arreglo y yo, valiente, me puse manos a la obra.

Ensalté una aguja, corté un trozo de tela de un retal que tiene por allí mi madre y me puse a coser. Al principio parecía ir todo bien, pero cuando se arrugaba el trapo, haciendo el fondo del bolsillo, la cosa se iba complicando.

EL remiendo tenía que ir por dentro del bolsillo, por lo que esto era más difícil de lo que parecía. La aguja se iba por donde ella quería, como si estuviese viva. Se enganchaba fuera de su sitio, cogiendo hilos del bolsillo y del pantalón. Vamos un desastre. Yo he cosido otras veces, pero cosas más sencillas: un botón, un descosido de un pantalón…Pero esta vez me ha venido larga la faena. No me explico como a las mujeres se les puede dar tan bien el coser.

Sin embargo hay sastres, de ropa de hombre y de mujer, que son unos número uno. Son famosos y ganan mucho dinero. Es que unos sabemos hacer unas cosas y otros, otras. Salvo alguno que saben hacerlo todo bien.

Est@s últim@s saben lo mismo arreglar una avería en casa (ya sea de fontanería, electricidad, carpintería, colgar un cuadro…), que coser, pelar, hacer la colada, pintar o cualquier faena  casera. Eso, además de su oficio o profesión.

El caso del asunto, es ponerse a hacerlo, porque sino nunca vendré a aprender. Al final lo del bolsillo no salió tan mal y vine a conseguir mi objetivo, que era tapar el agujero y reforzar el citado bolsillo, con la idea que no se vuelva a romper más.

Se me suele romper mucho el bolsillo izquierdo porque ahí llevo las llaves.

Si alguna vez te vez en mi caso. Atrévete, que no es tan difícil ni cosa exclusiva de mujeres.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

viernes, 22 de junio de 2018

PERDIENDO


Perdiendo, perdí lo más hondo de mí.

Perdiendo aprendí a ganar sin sufrir.

Al ganar me di cuenta, de que lo mío es amar.

Al perder y ganar se encuentra la verdad,

Que todos tenemos, que porra, casi no la vemos.

Ganando noté lo bonito que es aprender.

Al aprender te hice sabio a ti, y encontré lo bonito que hay en mí.

Lo bonito de esta vida está en tú corazón,

Que yo sé que está repleto de amor.


Tu corazón late en tu pecho ardiente,

 Y yo al verlo, engrandezco mi mente.

La mente es la cuna del alma tuya,

Bendígala el amor, por siempre jamás.

No encontrarás nunca verdad tan certera.

Te lo voy a contar, echa un descanso y espera.

Alegría es mi tema, sin desdichar lo tuyo.

Tengo para contarte, casi siempre un tema.

No te gusta perder, lo tuyo es ganar,

Sin desplante, voy a ver, qué se puede hacer.

Lo que quiero explicarte, sin molestar tus ideas,

Es que hay que colaborar con arte.

Para terminar te diré, que perdiendo, no perdí,

Porque gané lo bueno que hay en ti.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

jueves, 21 de junio de 2018

PELADO ACCIDENTADO


Hoy, como cada dos meses más o menos, nos toca pelarnos a mi padre y a mí. Mi madre me pela a mí y yo pelo a mi padre. Tenemos una máquina de pelar y nos ahorramos unos euros.

Normalmente todo va bien, pero hoy, cuando estaba yo a medio pelar, abrí la máquina para limpiarla y se le cayó una pieza. Lo malo del asunto es que yo no sabía ponérsela. 
Se cayó al suelo, se la puse y no quedó bien.

Yo ya me veía a medio pelar, buscando un peluquero que rematase la faena. Lo malo del caso es que hoy es domingo por la tarde y todo está cerrado. Se iba, la gente, a reír a carcajadas de mí.

Menos mal que pude ponerle, con trabajo, la pieza y mi madre pudo terminar de pelarme. Yo, en verano o en invierno, me pelo al cero. Así me dura más el pelado y estoy descuidado más tiempo.

Me gustaría llevar el pelo largo, pero tengo dos coronillas y dos o tres remolinos y no me lo puedo peinar. Por eso me pelo corto y me va bien.
Aquí no acaban las anécdotas. Me puse a pelar a mi padre. Él se deja un poquito de pelo, pero yo no me di cuenta y no gradué el largo del pelo y empecé a cortar. Cuando noté mi error, se lo dije a mi padre que se enfadó un poco. Ya no había remedio. Había pelado un trozo de su cabeza.

Ahora está de moda llevar el pelo corto, incluso algunas mujeres. Algunos se afeitan y todo la testa, por lo que no es raro que yo me pele así. Por la calle los conocidos me dicen: “te has pelado ¿no?” y yo les contesto: “un poco ¿se nota?” Y es que la gente tiene ganas de guasa.

Hoy, cada cual va como le parece. Hay libertad. Unos llevamos el pelo muy corto, otros normal y otros se dejan melena.

En España vivimos bien. No hay tabúes en cuanto a como va uno y eso es bueno, siempre que no se ofenda a nadie.

El que más, el que menos se defiende bien económicamente. Vivimos a nuestro aire y tratamos de hacerlo en concordia con todos. Españoles e inmigrantes.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

miércoles, 20 de junio de 2018

LA PANDILLA


Es un grupo de chavales o chavales y chavalas, que se juntan para salir y divertirse. Yo, cuando tenía esa edad, prefería juntarme con uno solo, porque sino alguno mete la pata, haciendo gamberradas.
Co esa edad solo se piensa en divertirse y, muchas veces, esa diversión es fastidiar a otros, pequeños o personas mayores.
Los más mayores también gust6an de juntarse en pandilla, , pero sigue sin gustarme. Prefiero ir con un@ sol@ o incluso en soledad. Vosotros pensareis que soy un bicho raro y quizá tengáis razón, pero es que a mi siempre, me han gustado y gustan las cosas un poco más serias.
Como todos, también he sido joven y he hecho alguna travesura, pero siempre por culpa de las malas compañías. He tirado petardos, he tocado timbres de las casas ajenas…
En pandilla suelen surgir parejas, que se hacen pareja y terminan casándose. Yo como no iba en pandilla, a mi mujer, me la presentaron y terminó en matrimonio.
A mí me gusta la compañía de las personas serias, pero, a veces, me gusta la soledad. Yo voy a mi royo, aunque, a veces, me gustaría tener compañer@, para compartir vivencias.
Esto último surge porque yo soy egoísta, me gusta hacer lo que yo quiero y no lo que me impongan. Por eso, casi siempre, voy solo a los sitios.
A mi me gusta hablar un rato con una/as personas, pero luego, seguir adelante mi camino, como he dicho, en soledad. En pandilla, muchas veces, solo se piensa en cosas malas, en fastidiar a uno u otro. Si uno va bien, el otro no y surgen problemas.
Se junta la gente para dar un paseo, tomar algo, para ir al cine, para ver algún deporte, para hacer deporte…
Ustedes diréis que yo soy muy delicado, y tenéis razón, soy un poco diferente a los demás, tengo diferentes gustos. Me gustan las bromas, pero no pesadas.
JOSÉ ANTONIO MERIDA.

martes, 19 de junio de 2018

AL FILO DEL PRECIPICIO


Caminamos todos, sin darnos cuenta de que podemos dar un paso en falso y caer por él, perdiendo así la vida, que es lo más bonito que tenemos. Esta vida de que hablo es la vida del alma, alma preciosa que todos tenemos opción de conseguir.
Nosotros andamos por la presente vida, sumidos en nuestras cosas, nuestros problemas y no pensamos en el más allá, que es la verdadera y eterna VIDA, que nos está esperando.
Mientras llega o no vivimos en la tierra, donde estamos de paso. De vez en cuando deberíamos pensar lo que será de nosotros cuando llegue el día de nuestra muerte. Podemos vivir tranquilos, pero haciendo el bien a los demás, que es lo que nos catapultará al Cielo.
Todo esto parece muy difícil, pero si lo hacemos bien, lo conseguiremos. Solo es cuestión de hacer, cada uno, su trabajo, con una sonrisa en los labios y sobre todo pensar, en algún momento del día, en aquel que nos creó y nos espera con ansiedad, como parte de Él que somos. Aunque parezca mentira, nos quiere mucho.
Todos los sufrimientos y penas que estamos pasando, en este mundo agridulce, desaparecerán y llegará la esperada gloria, de la que tanto se habla y que ninguno sabemos que es y donde está.
Por ahora hemos de dedicarnos a nuestras tareas cada uno y tratar de hacerlas bien. Nada más. Lo demás ya vendrá. Tan solo tenemos que pensar, un poco, cada día, en el más allá.
Igual que tratamos a nuestros hermanos, a nuestra familia y amigos hemos de tratar a los desconocidos, con cariño, que estos nos devolverán. No debemos de pensar nunca que los que no se hablan con nosotros, por el motivo que sea, son más malos que nosotros.
Hombres y mujeres del mundo que leéis estas palabras, no las echéis en saco roto. Meditadlas en vuestro corazón y si halláis algo de verdad en ellas, me haréis muy feliz.
Todos somos similares ante los ojos de Dios.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

LA GLOBALIZACIÓN


No es otra cosa que los países ricos, que se juntan para ser más ricos todavía. De esta manera los pobres serán más pobres cada día. Esta es una carrera que no tiene remedio, ya que los pobres no pueden enfrentarse a los ricos.
La única forma de equilibrar un poco la cosa, es emigrar a los países con más recursos. En esta operación mueren cada año cientos de personas, que cruzan en pateras el océano hacia Europa. De otra forma, los sureños de América, tratan de adentrarse en EEUU, buscando en ambos casos una vida un poco mejor.
La globalización es no conformarse con lo que se tiene y querer tener más cada día. Está claro que no miramos hacia atrás, donde los más pobres tratan de sobrevivir.
El mundo está y ha estado siempre corrompido. Todo por causa del poder y la riqueza. Antiguamente hacían la guerra para conquistar nuevos territorios. Hoy la guerra, mayormente, es comercial. Cada país quiere vender los productos, de los que son ricos, a buen precio e importar a un precio bajo.
Para todo esto crean impuestos llamados aranceles, siempre para lo mismo: ganar dinero. Si el dinero se comiese, algunos tendrían cara de billete.
No nos conformamos con lo que tenemos y buscamos más, lo que nos hace infelices, porque no pensamos en otra cosa.
Este mundo no tiene remedio, no lo ha tenido nunca y caminamos por la senda mala, que nos llevará al precipicio.
Luchemos contra nosotros mismos y no seamos inconformistas, sino mansos. Que la luz de nuestra alma salga a flote y nos alumbre en este mundo, globalizado, que nos ha tocado vivir.
El mundo ha sido siempre injusto y lo seguirá siendo. Las personas de los países que tienen poco arriesgan su vida, vienen por acá. Unos triunfan, otros tienen menos suerte y son devueltos a sus países de origen.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

INEXORABLEMENTE


Los días van pasando, pero la cuestión no es que somos un poco más viejos. La cuestión es que somos un poco más sabios y, sobre todo, que esos días no hayan pasado en balde. Que hayan sido aprovechados y que no pensemos que somos unos viejos, sino un@s chic@s, marchos@s y con gana de jarana.
No cabe duda que tenemos más edad, pero lo importante es sentirse joven. No pensar que me duele aquí o allí, sino aprovechar el tiempo. Salir a la calle, con paso firme y reírse de la edad.
No vale estar todo el día llorando, diciendo que tengo tantos más cuantos años. Se dice el sí, los tengo, pero estoy hecho un chaval. Hago todo lo que puedo dentro de mis posibilidades y disfruto como nadie de la vida.
No cuesta dinero estar alegre, reírse de la vida y vivir alegremente. Esos dolores que todos, con cierta edad, vamos teniendo serán menos si no nos acordamos de ellos. Incluso pueden mejorar con una dosis de alegría, de ganas de vivir, de luchar por un mundo y una vida mejor.
Todos no somos lo mismo, pero hay que echarle valor, a nuestra existencia. Hacer las cosas que más nos gusten y no rendirnos nunca, que, quizá, lo mejor de nosotros está por llegar.
Hay que disfrutar de la compañía de familiares y amigos. Profesa esta filosofía, que es contagiosa y veras que lo bueno de la vida es eso, estar vivos, alegres…Debemos ser simpáticos y no desaboridos.
Hay personas de avanzada edad que salen, de buena manera, con buen talante, cada mañana a dar un paseo por su barrio. Que necesita un bastón, pues lo lleva y aquí no ha pasado nada.
Lo que no podemos es estar todo el día quejándonos: “me duele aquí, me duele allí y es que tengo tantos años. Lo mío no tiene remedio”.
Si se siente uno mal, va al médico, que le dará la medicina más apropiada a sus síntomas. Lo que no podemos es estar todos los días en su consulta. Nuestra mejor medicina somos nosotros mismos, la alegría y las ganas de vivir. Ánimo y a disfrutar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

HISTORIA DE AMOR


Es la de dos jovencitos, de 16 años él y 15 ella, que vinieron a conocerse un buen día y desde entonces, con parsimonia, pero dulcemente fueron uniendo sus vidas. Fue, como digo, poco a poco. Un noviazgo sin prisas, porque eran muy jóvenes. Fueron uniendo sus vidas, durante diez años, hasta hacerla una sola, el día de su matrimonio.
Desde su primer beso hasta la consumación del amor, todo fueron caricias, carantoñas, miradas que lo dicen todo y un cocido a fuego lento, que hacía el amor más grande, si cabe.
Siempre cogidos de la mano, paseaban y hacían las delicias de los que los que los veían, porque era una pareja modelo. Los familiares y amigos los querían y saludaban, como la pareja feliz que eran.
Ambos trabajaban y con el tiempo, pudieron comprar un piso, nidito de amor que fueron reformando, pues era viejo, hasta convertirlo en una vivienda muy bonita. La reformaron toda, con la ayuda de familiares y amigos.
Y llegó el día de la boda. Ella de blanco, él de negro, se dieron el “si quiero” ante familiares y amigos y lo celebraron en un bar, acompañados de los más amigos y familia que pudieron reunir, para hacerles partícipes de tan gran alegría, como era verse unidos para siempre en matrimonio.
Eran pobres, pero honrados y con el tiempo su economía fue a más, hasta llegar a ser de la clase media baja. No les faltaba ni un detalle.
Por los devatares de la vida vinieron a separarse, pero en la distancia se siguen queriendo como el primer día. Él fue a vivir con sus padres y ella con el retoño de ambos.
No se ven, pero ese antiguo amor sigue vigente, por parte de ambos. Los malos consejos que le dan a ella, hacen que no vuelvan a unirse físicamente, pero sus corazones siguen latiendo como uno solo.
Muy trabajadores ambos, se ganan la vida, cada cual como puede. Pero lo más importante es el amor que se siguen profesando.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

INFIDELIDAD


TSegún la estadística, los hombres somos más infieles que las mujeres. Pero ¿qué es la infidelidad? No es solo el hacer el acto sexual, sino también tocamientos, caricias, besos en los labios, coqueteos y hasta masturbación, o mirar con deseo a ese hombre, a esa mujer.

Diréis que siendo así, todos somos infieles. Por desgracia si, unos más, otros menos, todos caemos en la trampa y pensamos: “que buena está esa tía” o “que hombre más hombre”.
A los hombres nos gusta mirar a las mujeres y no sería malo si no la deseáramos, pero la mayoría de las veces, lo hacemos.
Las mujeres dicen que quieren sentirse guapas y se ponen ropa sexy ¿para qué? Pregunto yo. Pues para que los hombres las miremos, por lo tanto no es correcto su proceder.
Es prácticamente imposible ser infiel a tu pareja o evitar, si no la tienes, el pecado que supone cada uno de los casos de infidelidad descritos.
Se puede, perfectamente, estar hombres y mujeres juntos sin cometer fallos, que nos llevarían por caminos tortuosos, como violaciones, madres solteras y sin compañero, separaciones y divorcios de  parejas, sexo por dinero…
Si cumpliéramos estas cosas, seríamos perfectos en el tema. No es así porque sino no nacerían los suficientes bebés, que vendrán a sustituirnos en este mundo imperfecto. Lo que si podemos hacer es reducir al mínimo esos deseos morbosos, que nos llevan por el mal camino.
El trato hombre con mujer puede ser muy agradable, sin cometer fallos. Y lo es. Yo me trato con mujeres y no las deseo, pero muchas veces veo a una mujer bonita y bien hecha y caigo en la tentación, sobre todo cuando van enseñando los pechos o con ropa traslúcida o muy ajustada, o es una mujer hermosa, o bien va provocando.
De cualquier forma, estamos condenados a entendernos y este entendimiento es más agradable, cuanto más fieles seamos.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.odos, prácticamente, nos creemos la persona más inteligente del mundo y en cierta manera, tenemos un tanto de razón, porque en nuestro oficio, trabajo o quehaceres, nadie sabe mejor que uno mismo del tema.
Mi ánimo no es ofender a las personas que por sus estudios, trabajo que realizan o la brillantez como ilustre persona, si no dignificar a aquellos que nadie alaba  y que, sin embargo, hacen su tarea en silencio y son unos número uno en su profesión.
Por estas razones, que nadie se crea el único, que somos siete mil millones de habitantes en el planeta y cualquiera de nosotros puede ser tan inteligente o más, que esos que brillan por sus obras en la vida.
No es de ser inteligentes el ser arrogantes, presumidos ni esos que se vanaglorian a sí mismos, sino más bien, las personas que son sencillas desenfadadas y que odian meterse en problemas que a ningún sitio llevan.
Que no vaya nadie a menospreciar a un barrendero, a un albañil, un mecánico, un fontanero…porque en su trabajo son brillantes y nadie sabe más de él, que ellos. Vuelvo a repetir que admiro a la persona que tiene dos o tres carreras universitarias, a los políticos y, sobre todo a la gente de bien.
 La inteligencia es un don que tiene toda persona. Otra cosa es que brille más o menos, de cara a los demás. El hombre o la mujer que piensa, que razona las cosas antes de hablar, que es simpático, agradable y que no se mete en la vida de los demás es, sin duda, digna de ser puesta en un pedestal imaginario.
Cualquiera que lea estas letras, seguramente, pensará que soy un creído. No es así, sino todo lo contrario. Eso si tengo buen ojo para distinguir el bien del mal, el inteligente del que lo es menos…
Hay personas que son obstinados, que creen saber de todo. Déjalos que sigan su camino, pues cada uno tenemos nuestra parte de verdad. El tiempo demostrará si tenían razón o no. Yo soy uno de ellos, y lo reconozco que soy testarudo, pero escucho la razones de los demás y no los desprecio. Vivo mi vida y dejo que los demás vivan la suya, como libres que somos todos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

DE INTELIGENTES


Todos, prácticamente, nos creemos la persona más inteligente del mundo y en cierta manera, tenemos un tanto de razón, porque en nuestro oficio, trabajo o quehaceres, nadie sabe mejor que uno mismo del tema.
Mi ánimo no es ofender a las personas que por sus estudios, trabajo que realizan o la brillantez como ilustre persona, si no dignificar a aquellos que nadie alaba  y que, sin embargo, hacen su tarea en silencio y son unos número uno en su profesión.
Por estas razones, que nadie se crea el único, que somos siete mil millones de habitantes en el planeta y cualquiera de nosotros puede ser tan inteligente o más, que esos que brillan por sus obras en la vida.
No es de ser inteligentes el ser arrogantes, presumidos ni esos que se vanaglorian a sí mismos, sino más bien, las personas que son sencillas desenfadadas y que odian meterse en problemas que a ningún sitio llevan.
Que no vaya nadie a menospreciar a un barrendero, a un albañil, un mecánico, un fontanero…porque en su trabajo son brillantes y nadie sabe más de él, que ellos. Vuelvo a repetir que admiro a la persona que tiene dos o tres carreras universitarias, a los políticos y, sobre todo a la gente de bien.
 La inteligencia es un don que tiene toda persona. Otra cosa es que brille más o menos, de cara a los demás. El hombre o la mujer que piensa, que razona las cosas antes de hablar, que es simpático, agradable y que no se mete en la vida de los demás es, sin duda, digna de ser puesta en un pedestal imaginario.
Cualquiera que lea estas letras, seguramente, pensará que soy un creído. No es así, sino todo lo contrario. Eso si tengo buen ojo para distinguir el bien del mal, el inteligente del que lo es menos…
Hay personas que son obstinados, que creen saber de todo. Déjalos que sigan su camino, pues cada uno tenemos nuestra parte de verdad. El tiempo demostrará si tenían razón o no. Yo soy uno de ellos, y lo reconozco que soy testarudo, pero escucho la razones de los demás y no los desprecio. Vivo mi vida y dejo que los demás vivan la suya, como libres que somos todos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

NO PODER Y QUERER


Me vengo a referir con este título a dejar el tabaco. Yo soy una de esas personas, que con fervor quiere dejarlo, pero que se nos hace poco menos que imposible. Hay algunos que, después de fumar mucho, lo han conseguido, pero son muy pocos.
Yo deseo que estas personas que desean abandonar este vicio, que lo consigan más pronto o más tarde. Y es que el tabaco es muy adictivo y tiene muchas sustancias, actualmente, para que sigamos fumando.
Es un gran negocio y las tabaqueras no quieren perderlo. El gobierno de España ha puesto medidas llamadas “anti-tabaco”, que son prohibir fumar en todos los sitios públicos, que son todos los comercios e incluso bares y además ha subido mucho el precio del tabaco. Con estas medidas consigue poco, porque el que quiere fumar, fuma.
Todavía quiere algún político subir aún más el precio de este producto, pero yo creo que es afán de poner impuestos. Sería más lógico hacer publicidad sobre los males del tabaco, por ejemplo en los medios de comunicación y hacer cursillos para dejarlo.
Al ser tan cara la cajetilla de tabaco, el contrabando se dispara, vendiendo labores del tabaco a mitad de precio, pero más dañinas, si cabe.
Para conseguir dejarlo haría falta mucha fuerza de voluntad y mucha fe, ya que parece que es más fuerte que nosotros. Yo confío en dejarlo algún día.
Erróneamente miramos más lo que nos cuesta, que la salud que nos quita. El dinero es importante, sí, pero más lo es los males que conlleva fumar (cánceres, impotencia, dificultad para respirar, tos, se pican los dientes, en las mujeres, es malo, cuando están embarazadas para el futuro bebé…)
En las cajetillas del tabaco, ha puesto el gobierno, fotos y frases en las que indica los peligros de fumar, pero a nosotros nos gusta y hacemos caso omiso a estos consejos y seguimos alegremente fumando.
El tabaco es malo para el que lo fuma y para el que lo respira, por eso no debemos de fumar delante de no fumadores y sobre todo de niños.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

TRABAJAR SANAMENTE


Cuando somos muy jóvenes y encontramos nuestros primeros puestos de trabajo, nos esforzamos al máximo, rendimos todo lo que podemos, bien para que no nos despidan, por ganar mucho dinero o ambas cosas. A nuestro patrón se le cae la baba, viéndonos producir mucho, nos dará incentivos económicos y se llevará muy bien con nosotros.
Estamos fuertes, sanos y con ganas de trabajar, pero no nos damos cuenta de que cuando tengamos 30 años más, estaremos rendidos y nuestro cuerpo no dará para más. Sin miramientos, nuestra empresa nos despedirá y no tendremos edad de jubilarnos. Nos encontraremos sin nada.
Tendremos entonces 50 o 55 años, una familia que mantener y nos costará encontrar trabajo, porque ya no rendiremos como con 20 o 30 años y al empresario le da igual. Contratará a otros que le hagan la faena. Esto ocurre en trabajos que requieren esfuerzo físico, pero también los que se hacen con máquinas y las nuevas tecnologías.
De algunos países asiáticos deberíamos aprender, que cada cierto tiempo, las empresas hacen un descanso, para hacer gimnasia de mantenimiento.
Esto es muy sano y conviene a los trabajadores, a las empresas y a los países.
Los trabajadores descansan, se relajan, se sienten mejor y rinden más, lo cual conviene a las empresas.
Los países salen beneficiados, porque no tiene que jubilar a las personas anticipadamente, que sería ruina esas las naciones. Los trabajadores ganan en salud y en beneficios económicos al sentirse bien física y psíquicamente.
Hay que trabajar con las manos, pero también con la cabeza. Esto lo digo por experiencia, porque yo de joven he trabajado mucho. He vivido desaogadamente y ahora estoy jubilado. Mi suerte es que mi último trabajo fue en la EMT, que hace a los trabajadores un buen seguro. Además cuando yo me jubilé, las leyes en España, para con los trabajadores eran muy distintas a las de ahora.
Tenlo en cuenta, trabaja, pero seguro y sin esforzarte en exceso.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

DE COMUNIÓN


Ayer estuvimos, mis padres y yo de comunión. La hacía una sobrina mía que vive en un pueblo de la provincia. La niña estaba radiante de guapa. Allí pude ver a familiares que no veía hace tiempo, lo que me llenó de alegría. También conocí a algún sobrino nuevo que ha nacido después de que no me veo con sus padres. La familia está repartida por España.
A las nueve de la mañana vino mi cuñado a por nosotros que nos lo pasamos muy bien. Allí había mucha gente, unos conocidos y otros no.
Nada más llegar, nos fuimos para la iglesia. Había mucha gente. Yo no entré porque no comparto algunas de las ideas de la iglesia católica. Nos quedamos fuera varios hombres y mujeres. Yo entré, cuando terminó la ceremonia, a hacer fotos a mi sobrina y a su hermanita menor.
 Todos, más o menos, llevemos algún regalito a la niña. Tod@s estaban guapísim@s. Los invitados también.
Después de la ceremonia, como no, viene la comida, que fue en casa de mi hermana. Unos camareros nos sirvieron los deliciosos alimentos que nos tenían preparados, que comimos entre charla y charla. Todo era alegría y buen hacer. Parecía como si nos viésemos cada día.
La niña no sabía donde acudir, porque todos queríamos hablar con ella, darle un beso y el regalo de cada uno de nosotros.
El tiempo pasaba corriendo, charlando con un@s  y otr@s. Fue un día de fiesta para nosotros, que fuimos muy bien recibidos por todos. Las penas se olvidan un día así.
Yo le regalé un libro de fábulas que le gustó mucho. Todos queríamos la compañía de la niña. Compartir nuestro tiempo con ella y con su hermanita que son muy guapas las dos.
Fue un día inolvidable, de alegría y entendimiento, por parte de todos. Todos éramos un poco más felices ayer.
Yo, que no quería ir, me lo pasé estupendamente bien, saludando a familiares y conocidos de estos. Días así se deberían repetir más veces.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

LA TORMENTA


Caracteriza por los relámpagos (rayos), los truenos (que son el choque de dos o más corriente de aire) y la fuerte lluvia, que puede ser en forma de granizo. Un profesor nos enseñó que si, después del relámpago, pasan 7 o más segundos, hasta que se oye el trueno, la tormenta está lejos. Si pasan menos de siete segundos la tormenta está cerca y puede dejar fuertes lluvias  y vientos, en el poco tiempo que suele durar.
Es temida por todos. En el campo destroza los cultivos. En la ciudad la inunda todo. Arrastra barro del campo y llena de este casas y calles.
Como cae mucha cantidad de agua en poco tiempo, desborda los ríos y entra en cultivos y casas, como digo, destrozándolo todo. Suele venir inesperadamente, por lo que nos pilla desprevenidos, sin paraguas ni ropa adecuada y nos pone mojados de pies a cabeza.
Si hace tormenta no te refugies debajo de un árbol, pues puede caer un rayo en este y matarte.
Refúgiate, mejor, bajo una cornisa, mientras pasa, que no suele durar mucho (sobre 20, 30 o 40 minutos a lo sumo).
Otra cosa es el pánico (injustificado), que le tienen algunas personas, a este fenómeno meteorológico, ya que se ponen histéricas cuando oyen los truenos. Es peligrosa, pero no para tanto.
Últimamente suele haber muchas tormentas. Yo se lo achaco al cambio climático. La contaminación hace que se formen estas tormentas.
En algunos sitios, como América, suelen ser huracanadas, o sea, con fortísimos vientos y lluvia muy abundante, que destroza casas, cultivos y todo lo que coge por delante.
Estos huracanes hacen que las autoridades tengan que evacuar la población de las ciudades, pueblos y aldeas afectados, ya que temen por la vida de estas personas.
Los huracanes se van extendiendo por más sitios del Caribe (de donde son originarios), por toda América e incluso por Europa.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

LAS QUERIDAS MASCOTAS


Prácticamente tod@s tenemos o hemos tenido alguna mascota en casa. Ya sea un perro, un gato, un pájaro, un hanster…o cualquier otro animal, se dan mucho a querer y son uno más en casa.
Yo he tenido pájaros, una perrita y ahora tengo dos gatos. Dan mucha tarea, porque hay que estar pendientes a ellos: a si salen o si entran, echarles de comer y beber, limpiarle las cacas, cambiarle la arena, limpiar su habitación, darles cariño…
A pesar de todo, como digo, se quieren mucho, hasta el punto de llorar por ellos cuando se van. Yo lloré cuando me mataron a mi perrita “chica”, que era de lo mejorcito que hay: era obediente, cariñosa. Se volvía loca cuando me veía y se daba cuenta de que la iba a sacar de paseo al campo, que por entonces estaba cerca de casa.
Hay que quererlos y no maltratarlos, cuidarlos y hacer que nos respeten, cosa difícil, según el animal. Los perros son muy obedientes, los gatos son más liberales, pero gustan de rozarse con las piernas de uno, jugar y que los acaricien. A todos les gusta nuestra compañía. Hay pájaros que cantan más cuando está su “dueño”.
Pongo dueño entre comillas, porque ellos deben ser libres, como nosotros, aunque estén metidos en una jaula.
Muchos han nacido en cautividad y no echan de menos el volar libremente. Es un error, en el caso de los pájaros, echarlos a volar, para que así sean libres, porque no saben buscarse la vida, o sea, la comida y seguramente lo atrape un gato y se lo coma.
En vacaciones no debemos abandonarlos, porque “él no lo haría contigo”, como dice el slogan publicitario al respecto.
Debemos hacer un esfuerzo y llevárnoslo con nosotros, si se puede y si no dejarlo en casa de un vecino o familiar hasta que volvamos.
Si tienes tu/tus mascota/s, enhorabuena, te darán un poco de felicidad. Si no la tienes, hazte con una, te alegrará la vida.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

HAY COMIDA PARA TODOS


En este planeta me refiero. Sin embargo, cada día, mueren miles de personas, miles de niños por inanición en el mundo. Esto se debe a la globalización política en que vivimos. Cada cual, que tiene suficiente quiere tener más y más y los pobres cada día menos.
La tierra es fértil, en la mayoría del planeta y mana agua, pero los pobres no tienen medios para cultivarla, ni armas para cazar y mis niñitos mueren de hambre para que yo pueda tener dos pares de zapatos.
El problema es de todos los que tenemos que no les mandamos medios y personas voluntarias, para que les ayuden a sobrevivir. ¿Dónde están los voluntarios, creyentes o no, para que se vayan a vivir con ellos?¿Quién da la limosna a las asociaciones no gubernamentales, como cáritas, médicos del mundo…para que puedan realizar sus tareas?
Son muy pocos los que donan bienes o dinero para los descritos fines. Eso si, a los países en guerra, no les faltan armas, para que se maten unos a otros, en beneficio de los países ricos. No les deis armas, dadles comida, ropa, hacedle pozos para que tengan agua potable y una choza donde vivir. También médicos, medicinas y un poquito de cariño.
Si en el primer mundo un hombre mata a un niño o a otro hombre, lo meten en la cárcel un montón de años. ¿Cuantos años de cárcel merecemos los que dejamos que mueran miles de personas al día, impunemente?
Los gobiernos tienen mucha culpa de esto anterior, pero en democracia, el gobierno reside en el pueblo. Apliquémonos el parche y empecemos a mover ficha en esta partida, que es de todos.
No hace mucho que salieron en un programa de televisión, unos reporteros que se propusieron comer de lo que encontraran en la basura, en un barrio de clase media y lo consiguieron. Comieron plato de primero, de segundo y postre. Queda demostrado que tiramos lo que a otros salvaría la vida.
Todo es cuestión de concienciarse y de aportar cada uno un poquito, para evitar tan tremenda injusticia, que nadie quiere ver ni implicarse. Esto es una vergüenza, para todos los que estamos sobrados de todo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

DE MAL PENSADOS


Está el mundo lleno. Y es que parece que estamos sumidos en el miedo, de forma tal que no nos atrevemos a hablar abiertamente. Si se le pregunta por cualquier cosa, ponen mala cara y responden con evasivas. Parece que tememos que la pregunta vaya con mala idea, cuando uno lo que quiere es interesarse por su persona.  No nos fiamos  ni de nosotros mismos.
Por otro lado, cuando se habla con alguien, no se debe uno meter en las cosas privadas del contrari@, pues correríamos el riesgo de que nos contesten de mala forma. Lo importante es ser sencillos, respetar y ser respetados.
El peor enemigo de nosotros es decir algo que nos ponga en evidencia, cuando lo que hacemos es charlar, de nuestro estado físico y mental. No nos debe dar vergüenza, en todo caso, decir que hoy no estamos en el mejor de los momentos. No valen las frases hechas como: “muy bien, muy bien”, “de primera”, “estupendamente”, siempre que no sea cierto.
Decir la verdad te puede ayudar, a que te den un consejo, que te pueda servir, o no, pero en todo caso se inicia una conversación amistosa, que te puede alegrar el día.
La mejor forma de contestar es, sin duda, la verdad, improvisando palabras que no desvelen cosas que cada un@, tenemos que no queremos decir.
El diálogo, el poder hablar es uno de los dones más bonitos que tenemos los humanos. Que este no decaiga y tengamos siempre temas de conversación, con las personas que se cruzan en nuestro camino. Nos sentiremos bien y haremos felices a los demás.
 Que nuestras palabras no sean pesimistas, que sean, más bien de halago y animosas, que hagan reír al contrario.
No debemos temer hablar con desconocidos, siempre con cuidado, porque hay personas que pueden hacernos el mal, pero la mayoría de las personas son buenas y nobles.
Si somos veraces, tendremos buen ojo  y sabremos quién va con buena o mala idea. Hombres y mujeres, llevémonos bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

MI GRAN PASIÓN


Era conducir toda clase de vehículos, pero hace años que no estoy en activo, por mi enfermedad. Desde muy niño me gustaban los coches, sobre todo, también las motos. He conducido coches y motos de todas clases. Conducía un seiscientos que tenía mi padre cuando solo contaba catorce años. Me fui enseñando poco a poco. He conducido motos, pero sobre todo, coches.
Empecé con turismos, luego furgonetas, más tarde un camión de reparto de bebidas, luego un camión de veinte toneladas, posteriormente un trailers de la construcción, luego otro de transportes especiales (de maquinaria de obras públicas) y finalmente autobuses en la EMT, donde me jubilé, como digo, por enfermedad.
Ya lo tengo casi olvidado y ahora me dedico a defender los derechos humanos, desde mis escritos, que espero sirvan de algo en esta sociedad, que nos ha tocado vivir.
Mi gran deseo, ahora, es que todas las personas progresen física y espiritualmente. Eso trato conseguir con mis escritos, que publico en internet y mando a mis contactos de correo electrónico.
Certeramente no sé si lo estoy consiguiendo o no, lo que si es seguro es que, a ciertas personas, les gusta lo que escribo.
Por esta razón llevo diez o doce años escribiendo. Hago esto porque no soy muy dialogador. No soy capaz de mantener una conversación con cierta fluidez, con otra persona cualquiera. No tengo el don de saber explicarme hablando. Por eso me dedico a escribir, con el deseo que agrade al lector.
Quisiera tener agallas para seguir escribiendo, y que ello surta el efecto deseado, que no es otro que el entendimiento entre todos los humanos, de todas la razas, países y creencias.
Temo ser muy cansado y repetido con mis temas. Si uno no te gusta, no lo leas, pero no me hagas el feo de leer tres renglones y decir: “esto es una porquería”. Lee un poco más a ver si encuentras algo de sentido en mis palabras, cosa que te agradeceré, desde aquí, con mi corazón. Mis temas son muy parecidos, pero no hay dos iguales.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA

EL AGUA, ES COSA DE TODOS


No porque haya llovido este invierno y primavera generosamente en casi toda España, debemos desperdiciarla, porque es un bien de y para todos. No solo sirve para el uso doméstico, sino para regar en el campo los frutales, la huerta en general, los cereales, el girasol, los invernaderos…
Entre todos hemos de ahorrar agua. Aquello de “ya está lloviendo para la gente del campo”, no es real. Cuando llueve, se limpia la atmósfera, las calles, quita enfermedades como la gripe, la alergia…En fin, que no es solo para beber, ducharse, hacer la comida, fregar los platos, lavar la ropa, limpiar la casa…
Tanto en el campo como en la ciudad y pueblos, debemos ahorrar agua. En casa, no abriendo el grifo a tope, cuando nos duchamos, cerrar el grifo mientras nos enjabonamos, poniendo una cisterna de media y entera capacidad, no tirar de esta por gusto, no poner el lavavajillas o la lavadora a media carga, no regar en exceso los jardines, cuando lavamos el coche y un montón de cosas que se nos pueden ocurrir.
Este año ha sido generoso en lluvia, por lo que debemos dar gracias, porque, si no además de subirnos la tarifa, nos cortan el agua cada instante y no podemos hacer las cosas de casa, mientras duran estos cortes.
Muchos de los pantanos están llenitos y seguirán estándolo, mientras dure la nieve, que se está descongelando ya.
Debemos ahorrar el líquido elemento, ahora que tenemos, para que nos dure e incluso sobre, de ahora hasta las próximas lluvias, que serán el próximo otoño-invierno. No debemos pensar: “por un poco de agua no pasa nada”. Un poco, de más de cuarenta millones de españoles, son muchos litros de agua.
En el campo también se puede ahorrar: no abriendo la acequia o los sistemas de riego a tope…
No vale fregar los platos con el grifo abierto. Cuidar de que las piscinas no cambien el agua más de una vez al año. No es de ahorrar el ducharse tres veces al día.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.