Es uno más de los cambios de sede que nos han hecho en la
Asociación Al Farala. Yo pienso que para peor. El primer problema es que la
gente allí no va. Supongo que porque le guste menos el sitio y las condiciones.
No tenemos monitor y lo echamos de menos. El encargado de abrir el local soy
yo, porque Alexandra solo va un día o dos a la semana. Ella trabaja bien. Se
encarga de las cuentas y de cuando hay que comprar algo.
El mayor problema es, como digo, que la gente no va allí. Si
a la Colonia íbamos pocos, aquí menos. Pepe García, que era uno de los asiduos,
por una cosa o por otra, hace dos semanas que no aparece. Carolina Ferrer,
tampoco viene por aquí. El otro día había un chico, tan solo, con una monitora
de una actividad.
Ayer, tan solo estuve yo y Francis Paniagua y este llegó a la
hora de venirnos.
Para más desgracia, se estropeó el único ordenador que medio
funciona y una vez que hube escrito el artículo en el ordenador, sin saber
porqué, este se averió y no pude publicarlo.
Las cosas van de mal en peor. No son ganas de protestar. Es
la pura realidad. Los ordenadores son muy viejos y, a pesar que les hemos
cambiado el disco duro y los hemos formateado, van peor que antes. Esto nos ha
costado un buen dinero. No puedo grabar mis artículos en el pendrive y, por
tanto, tampoco en el blog de la revista, ni en el dropbox que es una copia de
seguridad que tengo por si alguna vez se me pierde el pendrive o cualquier
asunto.
Llevamos tres semanas o cuatro, ya perdí la cuenta, sin
celebra la reunión de Al faralá. Marta Gómez-Guillamón, la secretaria, ha
dimitido Antonio, el presidente viene solo a las reuniones y yo no dimito
porque no tengo ordenador propio y no podría publicar mis artículos, que es mi
mayor ilusión.
Todo esto sin entrar en pequeñeces. Quien quiera y tenga
argumentos de que allí estamos mejor, que lo diga. Más libres, eso sí, pero más
solos.
Pido al responsable de Faisem que ponga remedio a estos
males.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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