Me vengo a referir con este título a dejar el tabaco. Yo soy
una de esas personas, que con fervor quiere dejarlo, pero que se nos hace poco
menos que imposible. Hay algunos que, después de fumar mucho, lo han
conseguido, pero son muy pocos.
Yo deseo que estas personas que desean abandonar este vicio,
que lo consigan más pronto o más tarde. Y es que el tabaco es muy adictivo y
tiene muchas sustancias, actualmente, para que sigamos fumando.
Es un gran negocio y las tabaqueras no quieren perderlo. El
gobierno de España ha puesto medidas llamadas “anti-tabaco”, que son prohibir
fumar en todos los sitios públicos, que son todos los comercios e incluso bares
y además ha subido mucho el precio del tabaco. Con estas medidas consigue poco,
porque el que quiere fumar, fuma.
Todavía quiere algún político subir aún más el precio de este
producto, pero yo creo que es afán de poner impuestos. Sería más lógico hacer publicidad
sobre los males del tabaco, por ejemplo en los medios de comunicación y hacer
cursillos para dejarlo.
Al ser tan cara la cajetilla de tabaco, el contrabando se
dispara, vendiendo labores del tabaco a mitad de precio, pero más dañinas, si
cabe.
Para conseguir dejarlo haría falta mucha fuerza de voluntad y
mucha fe, ya que parece que es más fuerte que nosotros. Yo confío en dejarlo
algún día.
Erróneamente miramos más lo que nos cuesta, que la salud que
nos quita. El dinero es importante, sí, pero más lo es los males que conlleva
fumar (cánceres, impotencia, dificultad para respirar, tos, se pican los
dientes, en las mujeres, es malo, cuando están embarazadas para el futuro
bebé…)
En las cajetillas del tabaco, ha puesto el gobierno, fotos y
frases en las que indica los peligros de fumar, pero a nosotros nos gusta y
hacemos caso omiso a estos consejos y seguimos alegremente fumando.
El tabaco es malo para el que lo fuma y para el que lo
respira, por eso no debemos de fumar delante de no fumadores y sobre todo de
niños.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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