Esta es para los católicos la semana más grande del año. En ella
se dedican a pasear a sus estatuas por las calles de las ciudades y pueblos. Es
para ellos la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro
Jesús Nazareno del Paso.
Para ello engalanan a sus estatuas con mantos, flores y las pasean
como si fuesen seres vivos, como si en ellas estuviese el Espíritu Santo, que
ellos quieren glorificar.
Nada más lejos de ello. Deberían dedicarse a orar, hacer penitencia
y dar limosna a los pobres, en lugar de poner millares de flores a los citados
muñecos.
Yo soy creyente, pero creo en Dios, en Jesús y en su Espíritu, no
en estatuas de madera, metal u oro, que no dignifican el nombre de Dios y su
Benevolencia.
El recogimiento en el hogar, la oración, el ayuno y el bien
social, debería ser la penitencia de esos nazarenos, mantillas y hermanos
mayores para este tiempo de reflexión, que dignifica al verdadero creyente.
La gente hace lo que ve hacer: ataviarse con lujosos vestidos,
creer en muñecos y ponerles flores y no saben que eso no lo quiere Dios. Él
quiere que se recuerden estas cosas pero desde casa, templo de la familia y con
humildad, oración y apego a los que deberían ser familias de Jesús y no
demonios que pasean engalanados con pintorescos, mantos y caras tristes,
dándoseles más importancia a las vírgenes que a las “imágenes” de Jesús, cosa
deplorable por parte de un seguidor del maestro, que vino a predicarnos y no le
hacemos caso.
Si no creeis lo que os digo, escudriñad la Biblia, allí vienen
dando cuenta de estas cosas, que suceden al contrario de como Jesús quería para
su pueblo.
Es tiempo de Pascua, de recordar las Escrituras, meditar sobre
ellas, hacer el bien a nuestros hermanos, de orar y hacer el bien a diestro y
siniestro, sin dudar en que Jesús vendrá a por nosotros.
Os deseo una buena semana de Pascua a tod@s.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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