miércoles, 27 de junio de 2018

LA MUÑECA FEA


“Escondida por los rincones, temerosa que alguien la vea, hablaba con los ratones, la pobre muñeca fea.

Un bracito ya se le rompió, su carita está llena de hollín, y al sentirse olvidada lloró lagrimitas de serrín.

Muñequita, le dijo el ratón, ya no llores bonita, no tienes razón. Tus amigos no son los del mundo, porque te olvidaron en este rincón.

Nosotros no somos así. Te quieren la escoba y el recogedor, te quieren el plumero y el sacudidor, te quieren la araña y el viejo mastín. También yo te quiero y te quiero feliz. También yo te quiero y te quiero feliz”

Esta es una cancioncilla con la que, a veces, me siento identificado. Yo sería esa pobre muñeca fea. Siento que nadie me quiere como merezco. Vamos, que soy un estorbo en mi casa, para mis amigos y en general para el mundo.

Yo, como sabéis, soy jubilado y cobro poco. Soy fumador y aporto poco dinero a casa. Me dedico, por las mañanas, a hacer la compra y ayudar, en lo que puedo, a mis padres.

Por las tardes me voy a la Asociación Al-Farala donde escribo y publico en el ordenador, para mis contactos (que son unos cuarenta o así) y en Facebook escritos como este, que a casi nadie interesan. También hago copias para los que me las piden en papel.

No es una lectura culta ni interesante, al menos para muchos.
Por estas razones y otras que no vienen a cuento, me siento olvidado como la muñeca de marras.

Yo escribo lo que me sale del corazón, con la idea de que a alguien le pueda interesar y ser útil en su vida, en su trabajo y en la vida en general.

Es muy triste sentirse solo y olvidado, habiendo tantas personas por ahí. Desde mis padres y hermanos, compañeros de trabajo en la EMT, hasta mis vecinos y amigos virtuales. Estos últimos son los que más me alientan.
También están mis compañeros de Al-Farala, pero me veo poco con ellos.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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