DIOS POR TODOS ESTÁ
13-07-2023
Por tod@s toditos, mientras que casi ninguno de nosotros está
por Él. Nosotros no sabemos o no queremos entender su Ley, porque no nos
interesa, porque nos pide cosas tan escandalosas como que le amemos sobre todas
las cosas (incluso por encima de nosotros mismos) y al prójimo como a ti mismo.
Pensamos que eso como va a ser, si yo me tomo un café, tengo que invitar a ese,
que a lo mejor no tiene.
Por estas Leyes, si yo como, un negrito del África tiene que comer
también. No vale tener para todo lo necesario y ansiar más. Yo tengo para comer
y para vicios, coche, moto, para beberme una copa y los pobres que se están
muriendo de hambre, no tienen derecho a que yo les ayuda con algo de lo que nos
sobra. Por eso no entendemos la Ley de Dios, porque nos pide que nos ayudemos,
los que tenemos más a los que tienen menos, para que tengan, al menos para comer,
beber agua potable, vestir, calzar y un techo que los cobije.
Si todo el que puede, diese un euro al día a la beneficencia,
el hambre en el mundo se podía erradicar y eso solo supone tomarnos en lugar de
tres cafés al día, solo dos. Pienso que no es mucho exigir. Pensar en que
fuésemos nosotros los que pasan falta de pan, médico, medicinas, hospitales. ¿A
que nos gustaría que esos que tenemos sobrado, diésemos un poco para ellos
sobrevivir?.
Pues no hay manera de abrir la mente. Pensamos como el del
chiste:” es que todos van a lo suyo, menos yo que voy a lo mío”. Eso es lo que
nos pasa a nosotros que vamos nada más a lo nuestro. El que tiene veinte, mira
al que tiene cuarenta y este al que tiene ochenta y así no nos podemos
arreglar, porque llegaría uno que quisiera quedarse con todos los bienes del
mundo. No exagero, la ambición puede mucho y como por desquite diría este: “no
hombre no, tanto no, solo para tener un poco más de desahogo”, cuando ya tiene
en casa dos coches, una moto, dos otres móviles, ropa para tirar, puede comer
en un restaurante de tres estrellas…Y todavía quiere más. Me parece que está
muy lejos de la Ley de Dios, pero si exclama: “dios mío ayúdame”.
¿A que quieres que te ayude a que te quite problemas? Si el
problema eres tú, que no sabes lo que es empatía y si lo sabes lo ignoras. Como
dije antes cada uno va a lo suyo, critica al que, a lo mejor es mejor persona
que él y se las da de creído con risa sarcástica y burlona. A estos (que son
bastante) son los que no quiere Dios, o mejor dicho si los quiere, los quiere
más que a los pobres, porque quizá estos están más cerca del cariño hacia los
demás que es lo que, en definitiva, quiere Dios.
Jesús vino al mundo a llamar a pecadores, más que a justos,
porque estos están en el buen camino el camino que nos vino a explicar Jesús,
porque ya lo decía en el Antiguo Testamento todo, pero con palabras menos
entendibles y las del señor van por lo claro. El que no entiende el Evangelio,
es poque no lo quiere entender. Piensa que son paparruchas, inventadas por los “santos”
para engañar al pueblo.
Lo que pasa es que en el primer mundo se vive muy a gusto,
con dinero para comprar cosas. Vivir sin problemas de calado y olvidarse de la
mala vida de muchos, como los que sufren guerras, desamor, odios, las personas
que están enfermas al filo de la muerte. Parejas que se separan porque no se
aguantan ni un pelo los posibles devaneos de su pareja.
En este último punto, son los niños los que sufren los
desaires de sus padres. Viven unos días con el padre y otros con la madre, sin
entender que les pasa a papá y mamá. Tienen una infancia dura que no entra en
sus cabezas de infantes que serán unos niños faltos de amor. Que tendrán una
adolescencia dura y que posiblemente se den a vicios y a no estudiar, a ser unos gamberros por no haber tenido el
amor de sus padres juntos, que les den amor y educación adecuados, junto a la
de sus profesores.
Se me han quedado atrás de las mujeres que sufren violencia
de género. Las niñas, que en el tercer mundo son obligadas a casarse a corta
edad, sufren extirpación del clítoris y las casan la familia según su
conveniencia. Son obligadas a tener hijos no deseados con hombres de los que no
están enamoradas….
Y con cosas de esas y como esas podía estar todo el día
escribiendo y no terminaría.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ