En una familia normal, con hijos pequeños o no tan pequeños
y, a no ser que el cabeza de familia sea muy mañoso, polifacético y que no
trabaje fuera, hace falta una mujer.
Ya se sabe que las mujeres quieren ser independientes, tener su trabajo y, por
tanto, su dinero. No estar a espensas del sueldo del marido. También quieren no
estar metidas, todo el día en casa y ser un poco más libres.
No olvidemos que también quieren ser madres (entre los 17 y
40 años). Para ello hace falta que el hombre no trabaje, si ella lo hace.
Difícil tarea la de llevar el hogar, los niños la comida, la
limpieza, el lavado de la ropa y las muchas tareas del hogar, si ambos
trabajan. Se las tendrían que arreglar muy bien, para que los dos hagan el
trabajo fuera y en el hogar. Se pueden hacer esfuerzos y combinar los horarios
de ambos, pero no es nada fácil.
Mi opción es la siguiente: que trabaje fuera uno, él o ella,
y el otro se ocupe del hogar. No me decanto por ninguno de los dos. El/la que
esté más cualificado/a y, por tanto, tenga mejor empleo y sueldo, que sea
suficiente para mantener los gastos de una familia dada, la cual estaría más
unida y sería más feliz.
Para que el nombrado emolumento sea mediano y, por tanto,
suficiente para los muchos gastos de una familia cualquiera, en una sociedad
como la nuestra. Haría falta que las empresas que contraten a una mujer o un
hombre (uno solo de ellos) deberían pagar un plus a dicho/a trabajador/a. Esto
por el mero hecho de haber un solo contratado/a en dicha familia, que me vengo
a referir. Solo hace falta llegar a un acuerdo con el patrón en cuestión de
sueldo y horario. Así habría trabajo para todos. La vida sería menos
estresante. Viviríamos mejor, más tranquilos y nos cuidaríamos, los unos a los
otros, con más esmero. El/la trabajador/a tendría que comprometerse a sacar de
paseo, tal cual, al casero/a.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.