lunes, 3 de abril de 2017

OBEDECER A DIOS

Resulta, a veces, muy difícil. Puede ser fácil si hacemos caso de nuestra conciencia. Él nos da cierta libertad para que hagamos lo que queramos, pero quiere que le seamos fieles en todo.
Cada paso que damos lo debemos hacer bien y mucha gente lo hace, pero, a veces, hacemos lo que nos da la gana y las cosas nos salen mal, porque es más fácil echar por el camino ancho que por el angosto, que es el que Él nos pide que cojamos.
Si algo nos sale mal, muchas veces, le echamos la culpa a Él. Esto no es cierto, porque quiere lo mejor para todos nosotros, que nos salgan nuestros proyectos bien, que seamos felices, pero que no le echemos en el olvido.
Cuando algo nos sale mal, nos acordamos de Él, diciendo  “Señor, Señor”, “Dios mío” o “Ay por Dios”, pero debemos acordarnos cuando las cosas van bien y no decir esas palabras, sino hacer caso a nuestra conciencia.
Dios es terriblemente paciente con nosotros, que no nos damos cuenta de ello y seguimos el camino errado. Hacemos las cosas bien, pero nos falta lo principal, que es creer en Él cuando la cosa va mal. Entonces nos acordaremos y le pediremos ayuda. Hay que pedírsela también cuando nos va bien. Nos escuchará y ayudará, en medida de nuestro proceder.
Dios es celoso (en el buen sentido de la palabra) y quiere que seamos buenos, felices, dichosos. Tan solo hace falta un poco de conciencia y buen hacer.
No quiero amedrentaros, sino ayudaros a ser mejores personas y que todo vaya bien. Confío en vuestra buena voluntad y sé  que ustedes sois mejor que yo. Tan solo deseo que caminemos juntos en la vida esta que es un camino hacia la otra: la Vida Eterna.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario