Para el/la que no tiene que hacerlas o solo hace un poco de
ellas, pueden parecer sencillas y poco trabajo. Si no las has hecho, ponte un
día y haz toda la casa. Dúchate, limpia el baño. Desayuna, friega los platos
(si no tienes lavavajillas), limpia la mesa. Barre y friega toda la casa, haz
las camas, sal a la compra, haz el almuerzo. Vuelta a fregar los platos. Pon la
lavadora, tiende la ropa, limpia el polvo. Recoge la ropa, plánchala, guárdala
en el armario. Si tienes niños, llévalos al colegio y si son pequeñitos,
tendrás que estar más atento/a a ellos.
Descansa un poco en la sobremesa, que luego te espera la
tarde. Si tienes ropa que no puede esperar, ya sabes, a frotar y un sinfín de
cosas que hace que el amo/a de casa esté todo el día y parte de la noche
liado/a.
Por eso me da coraje, los hombres trabajadores, que tienen a
su mujer que se lo arregla todo, el oírles decir: “las mujeres no trabajan”,
“el trabajo de casa no es trabajo” o “yo
lo cambiaría por el mío en la empresa.
Que equivocados están aquellos/as que, cuando llegan a casa,
se lo encuentran todo hecho(sin menospreciar
la faena que se hace fuera de casa)
Ponte un día y haz todas las cosas del hogar y veraz que
sales agotado/a. Apreciarás más a tu pareja y le ayudarás, al menos un poco. La
sacarás de paseo los domingos, para que no esté siempre metida en casa. En
definitiva, la querrás más.
Ten en cuenta que son tres comidas que tienes que preparar,
más las tareas que vayan saliendo, coser la ropa, lavar las zapatillas y otras
muchas que no se me ocurren.
Por eso (entre otras cosas) las mujeres prefieren trabajar
fuera. Pero salen engañadas, porque luego lo tienen que hacer en casa, salvo
que tengan un compañero, que les quite parte del trabajo del hogar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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