martes, 19 de junio de 2018

EL AMOR A LOS ENEMIGOS


Consiste esencialmente en ignorarlos. Si alguien no te saluda, pues tú no le saludes tampoco. No por eso dejes de hacerle un favor si él o ella te lo pidiese, con eso se daría cuenta de que le haces falta y solo con eso ya seríais amigos.

Es tan sencillo como te explico. Tú puedes no caerle bien a alguien, pero en un momento dado le puedes hacer falta, con lo que vendrías a ser amigo suyo. Es lo que vino a explicarnos Jesús al mundo. Que no haya discordia entre nosotros, que nos amemos a pesar de los pesares. Y es lo que precisamente no hacemos.

Si un vecino te mira de reojo, tú no lo eches en cuenta. Cuando llegue el momento, le harás falta para algo y vendrá a pedírtelo. Dáselo sin recelo y volveréis a ser amigos.

No te enfades con los que se portan mal con tu familia. Quizá con ellos si lo hagan, pero no tiene nada que ver contigo. Si alguien te saluda, devuélvele el saludo, que tarde o temprano se dará cuenta que tus allegados son también buenos y vendrá a ser amigos también de ellos.

El amor es universal. No desprecies a alguien por no ser de tu nación. Él es un visitante que viene de vacaciones y se deja su dinerito aquí. O bien viene a buscarse la vida.

Debemos caminar con la cabeza alta, sabiendo que no tenemos enemigos. Ellos a lo mejor son enemigos tuyos, pero tú de ellos no, que es una basa para ti.

La familia no lo es todo en esta vida. Los vecinos, los amigos, en cualquier momento te pueden hacer falta y tú a ellos, por lo que hay que ser amigos de todo el mundo.

En un momento dado alguien se puede portar mal con nosotros, pero si no lo echamos en cuenta notará que somos sus amigos y vendrá a querernos como tales.

Que Dios no ayude a todos a ser buenos amig@s.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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