Bueno, para Pepe y para mí, el 3º, pues cuando cumplió años me
invitó aquí, en el Jardín. Nos reunimos como cada domingo, Pepe y yo para
tomarnos unos churritos, al rato vino Antonio, anfitrión del día. Estuvimos un
buen rato en casa de Pepe, charlando de nuestras cosas.
A la una o así nos pusimos en marcha rumbo al Jardín. Paramos por
el camino a bebernos una cocacola. Luego llegamos al Jardín. Allí estábamos de
los primeros, a la una y cuarenta y cinco más o menos.
Nos atendieron en seguida. Los tres pedimos paella de primero y de
segundo, Pepe un filete a la pimienta, Antonio unas albóndigas con patatas y
yo, pescado con ensalada. De postre ellos pidieron arroz con leche, yo un
plátano y un cafelito a gusto de cada uno.
Ya nos conocen, cuando nos ven, dicen para sí: “estos vienen a
comer” y no se equivocan. La próxima vez me toca pagar a mí, cuando cobre la
paga extra de junio. Deseando estoy de que pase el tiempo para darnos un
fiestón de agárrate y no te menees.
Nuestras exigencias son las mínimas. Que nos pongan de comer, de
beber y listo. Aquí nos atienden como a unos señores, cosa que somos a pesar de
nuestro status económico.
Pepe es un aprovechado. Le había dado yo cuatro cigarrillos y él
dos a mí y todavía pretendía que le diera otro. Yo le dije: te vas a fumar lo
que se fumó clavijo, el pijo. Se mosqueó y todo el tío.
Aquí se come bien, pero un menú, a la carta sale muy caro para
nuestros bolsillos. Nos ponen unas aceitunas para picar, que Pepe aborreció en
una fiesta que se dio un atracón de ellas.
Los platos siempre vienen acompañados de guarnición. Los suyos de
patatas fritas y el mío de ensalada. Total que nos hemos puesto como el quico
por poco más de 20 Euros.
Ahora a esperar la próxima vez, que será, como digo, en junio,
cuando cobre la paga extraordinaria de verano.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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