martes, 19 de junio de 2018

DE MAL PENSADOS


Está el mundo lleno. Y es que parece que estamos sumidos en el miedo, de forma tal que no nos atrevemos a hablar abiertamente. Si se le pregunta por cualquier cosa, ponen mala cara y responden con evasivas. Parece que tememos que la pregunta vaya con mala idea, cuando uno lo que quiere es interesarse por su persona.  No nos fiamos  ni de nosotros mismos.
Por otro lado, cuando se habla con alguien, no se debe uno meter en las cosas privadas del contrari@, pues correríamos el riesgo de que nos contesten de mala forma. Lo importante es ser sencillos, respetar y ser respetados.
El peor enemigo de nosotros es decir algo que nos ponga en evidencia, cuando lo que hacemos es charlar, de nuestro estado físico y mental. No nos debe dar vergüenza, en todo caso, decir que hoy no estamos en el mejor de los momentos. No valen las frases hechas como: “muy bien, muy bien”, “de primera”, “estupendamente”, siempre que no sea cierto.
Decir la verdad te puede ayudar, a que te den un consejo, que te pueda servir, o no, pero en todo caso se inicia una conversación amistosa, que te puede alegrar el día.
La mejor forma de contestar es, sin duda, la verdad, improvisando palabras que no desvelen cosas que cada un@, tenemos que no queremos decir.
El diálogo, el poder hablar es uno de los dones más bonitos que tenemos los humanos. Que este no decaiga y tengamos siempre temas de conversación, con las personas que se cruzan en nuestro camino. Nos sentiremos bien y haremos felices a los demás.
 Que nuestras palabras no sean pesimistas, que sean, más bien de halago y animosas, que hagan reír al contrario.
No debemos temer hablar con desconocidos, siempre con cuidado, porque hay personas que pueden hacernos el mal, pero la mayoría de las personas son buenas y nobles.
Si somos veraces, tendremos buen ojo  y sabremos quién va con buena o mala idea. Hombres y mujeres, llevémonos bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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