Es que no tiene nada que le puedan quitar, que le vayan a acosar
por la calle y le quiten el dinero o que secuestren a alguien de su familia
para pedirle rescate. También que saborea mejor un café que se pueda tomar y
que, para él la honradez es su mayor virtud.
No ansía nada de nadie. Se conforma con lo que la vida le ha
deparado y vive tranquilamente en su humilde casa, con los suyos y sin
problemas de ninguna clase.
A la mayoría nos gustaría ser ricos y tener para todo, pero el
mundo no funciona así. Por un rico tiene que haber miles de pobres, que
trabajan para que aquel esté sobrado.
El rico no disfruta de las pequeñas cosas, del sabor de una buena
y sana comida, que no cuesta mucho y que hoy por hoy, en España la tenemos
gracias a Dios. Que la vida no cambie y podamos seguir disfrutando de las
pequeñas cosas que hacen grande este mundo, que las tenemos a mano y que nunca
nos falten.
Un buen potaje (de lentejas, judías o garbanzos) seguido de
abundante fruta y verdura, una buena paella, un cocido u otro alimento sencillo
y barato, que son los mejores.
Otra cosa es el vagabundo, que tiene que pedir para comer. Este si
lo pasa mal, porque muchas veces no tiene ni familia, pero es el mejor amigo
que puedes tener. Siempre te saludará y estará dispuesto a hacerte un favor.
Que no falten los pobres en esta vida, que son la sal de ella, la
luz del mundo y muchas cosas más que no cabrían en este papel.
Que los tengamos más cerca y les ayudemos a tener un poco de pan
que llevarse a la boca.
Que todos seamos una cadena unida por eslavones irrompibles,
luchando por el bien común para la alegría y felicidad de todo ser viviente.
Las mayores virtudes de los pobres son la honradez y la humildad.
Fíjate en ellos y aprende.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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