lunes, 25 de junio de 2018

LLORANDO


Llorando aprendí que es mucho mejor reir,

La vida me enseñó, que es preferible a sufrir.

La experiencia me enseñó que estamos más presos,

Que el que está en la cárcel. ¿Porqué será eso?

Llorando me quedé con lo puesto. Todo lo material lo perdí.

En pantalón de pijama, abandoné mi hogar,

Dispuesto a que en el mundo, se prodigara el amor. Sufrí males incontables, detrás 

de la reja,

Todo porque no me quiso acompañar, mi pareja.

Mi mayor alegría es ser padre, para saber lo que sufre,

un padre por su hijo cada día, que Dios echa al mundo.

Veinte y siete años tiene ya, mi querido y único hijo.

Veinte y tres llevo sin verle, es justo esto señora mía,

Que te apartaste de mí y me quitaste la alegría.

Ya mis ojos no lloran, porque se ha secado la fuente,

de mis lágrimas. Es un poco de melancolía esto que cuento,

verídico como la luz del día. El tiempo pone a cada

uno en su sitio, sino espera un momento y te diré,

porque tanto me aman, más que yo nunca amaré.

Como yo hago, podrías hacer tú, serías feliz como yo.

Es cuestión de colaborar y tu premio tendrás.

Mi intención es que tú puedas amar como yo amo,

Sino, pregunta por ahí por mi condición, de como

yo te puedo enseñar de todo, lo que significa amar.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario