miércoles, 21 de octubre de 2020

COMO ENJAULADOS

 Desde que antaño se construyeran los primeros edificios, hasta hoy con los modernos bloques de muchas plantas, las personas vivimos como enjauladas. Unos al lado del otro y vecinos arriba y abajo.

Yo tengo la suerte de vivir en una casa baja. En los pisos casi nadie conoce a nadie, tan solo de encontrarse en el ascensor, o saliendo por la puerta. No como en las casas, que todo el mundo se conoce.

Esto es necesario porque se aprovechan mucho los solares y en unos cientos de metros cuadrados, viven muchos vecinos.

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No se podría vivir todo el mundo en casa baja, ya que ocuparía muchísimo terreno y no cabríamos todos. O sea que los edificios se hacen imprescindibles en cualquier ciudad o incluso pueblo.

Yo no he vivido nunca en un piso, por lo que no sé lo que eso supone, pero me lo imagino. Ahora, en estos meses atrás con el corona virus, tiene que haber sido penoso, metidos entre cuatro paredes. En las casas, por lo menos, se podía salir al patio.

El que ha morado siempre en un piso, supongo, que no lo echa de menos, pero al que ha vivido en casa baja, se le haría muy difícil acostumbrarse a estar en un piso.

Hoy día, casi todos tienen ascensor, pero el que no lo tiene, si se vive en un tercero o un cuarto, es muy malo, sobre todo para las personas mayores, el subir la compra y los más jóvenes también sufren subiendo las escaleras con la compra, los carritos de los bebés y todas las cosas.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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