Todos nos equivocamos. Dicen que rectificar es de sabios. El
que rectifica merece ser perdonado, si intenta no volver a hacerlo. Somos
humanos no máquinas.
Lo que para unos es un error, para otros no. El más humilde
se echará atrás y pedirá perdón a su contertulio.
Yo no soy sabio, pero tengo buena vista para ver lo que está
bien o mal. El que quiera hacerme caso, será señal de que estoy en lo cierto,
si no cada uno es libre de hacer lo que quiera. El mayor bien que tenemos las personas es el
libre albedrío, o sea hacer la cosas como a uno mejor le parezca.
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Yo me equivoco con frecuencia, pero tengo la cualidad de
pedir perdón y si vuelvo a yerrar, vuelvo a pedir perdón. Hay personas que no
hay quien los saque de sus 13 y eso es un error.
Hay personas que tienen más don de gentes que otras. Aquellas
suelen dar su brazo un poco a torcer, otras son más durillas de convencer. En
el mundo tiene que haber de todo.
Reconocer los errores de uno es saber que no somos perfectos.
Esos son sabios y tienen el Cielo ganado. Sé tú uno de ellos.
A estos efectos la luz recide en el corazón, que puede ser
más bueno o más malo, pero todos, a la larga, nos venimos a razones y espero
que sea a tiempo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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