Hay gente que le gusta mucho estar en casa y salir poco a la
calle. A la mayoría les gusta salir y tomarse algo, como yo ahora, que estoy en
una terraza tomando un refresco y haciendo lo que más me gusta, escribir para
mi desahogo y para que ustedes me leáis.
Salir es un respiro, toma uno
el aire, habla con los amigos, se quita un rato de casa. Cuando se
llevan unas horas fuera, gusta irse a casa con la familia, que son los que de
verdad te quieren.
Los que trabajan, si echan mucho de menos su vivienda, porque
están muchas horas fuera de casa y además currando. Están deseando que termine
su jornada laboral para irse a casa.
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Los caseros es que se han acostumbrado a salir poco y no
echan de menos la calle. Yo soy callejero, pero cuando llevo un buen rato, me
gusta volver, ducharme, ponerme cómodo, dormir una siesta después de comer y
luego salir otro rato y airearme, tomar algo, como digo, y ver a la gente para
arriba y para abajo.
El casero lo es, porque no tiene que trabajar y se enrrolla
haciendo sus cosas en el hogar, o bien es muy mayor y se le hace difícil salir,
coger el autobús y cargar con las bolsas de la compra.
Es bueno salir, dar un paseo, se hace ejercicio y se respira
aire “puro”. Lo pongo entre comillas porque con la contaminación de tanto
coche, el aire está cargado de humo.
Lo mejor es ser medio casero y medio callejero.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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