Algunas veces, los descuidamos un poco, porque tenemos
nuestra pareja e hijos, nuestro trabajo y un montón de problemas.
Es entonces cuando más nos necesitan, porque están ya
mayores, necesitan que les hagan la comida, que los lleven al médico…
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También empiezan a no poder caminar, no ven bien y no conocen
las medicinas. También necesitan que les hagan la compra.
Debemos cuidarlos bien, hablar con ellos, contarles nuestros
problemas, que ellos con todo lo que tienen vivido, aunque sean problemas
distintos, en el fondo son iguales. Por ejemplo, con los niños y el colegio.
Todo ha cambiado mucho, pero ellos con su serenidad pueden aconsejarnos, ante
un asunto como este.
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Es en realidad un intercambio: nosotros les ayudamos en las
cosas del hogar y ellos nos dan el cariño, que solo ellos saben dar. Nos pueden
ayudar a sobrellevar nuestra vida.
Los antiguos tenían a los mayores como sabios. Ocupaban los
puestos de alcaldes concejales…Y los más jóvenes iban y les preguntaban, sobre
qué podían hacer sobre un caso dado.
Por ejemplo, cuando había problemas en la pareja, los
“viejos”, como habían vivido esos casos, sabían decir qué podían hacer, para
arreglar las desavenencias conyugales.
La experiencia es un grado y ellos tienen mucha más que
nosotros.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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