Todos los humanos tenemos capacidad para hacer las cosas
bien, sin embargo tendemos a hacerlas mal y es que hay un bichito el nuestras
cabezas que nos incide a hacerlas mal.
El lado bueno es más fuerte, pero el lado malo es más
apetitoso y muchas veces hacemos las cosas mal. Es más fácil yerrar en nuestro
caminar y a los demás que los parta un rayo.
Por ejemplo es más fácil beberse tres copas que un refresco.
Las copas nos hacen felices momentáneamente, pero luego vienen los dolores de
cabeza propios de la resaca.
Es más fácil saludar a un amigo, que ignorarlo sabiendo que
él está esperando nuestro saludo. Pues a pesar de eso tendemos a hacerlo mal y
no saludarlo.
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Así no son todas las personas. Hay mucha gente buena, que
tiende a hacer el bien como dice el refrán:” Haz el bien sin mirar a quien”.
Estos son los míos, la gente güena.
Otro ejemplo, nos molesta lo más mínimo de unas personas y a
otras aguantamos carretas y carretones. No debe ser esto así y nuestro trato
debe ser igual para todas las personas dignas.
No es justo tener a unas personas por mejores que otras,
cuando todos somos nacidos de padre y madre. Unos más guapos, otros más feos,
unos más trabajadores, otros más vagos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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