En este mundo, hasta cierto punto claro, porque si somos
conscientes, nos debemos a nuestra familia, demás allegados, amigos, a nuestro
trabajo…
Ante una cuestión dada, somos libres de decir, lo hago o no
lo hago, según nos parezca bien. Hemos de ser sensatos y hacer lo conveniente
en cada caso.
En una discusión, por ejemplo, somos libres de seguirla o
cortar, si es que no se llega a ningún acuerdo, o el contertulio no se viene a
razones opviamente claras.
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Además, no se ha de discutir, se exponen ideas, por una parte
y otra, hasta llegar a un acuerdo. Que no es posible dicho acuerdo, de los dos
o más, el más sensato se retirará.
Y como dice el refrán: “Dos no discuten, si uno no quiere”.
Claramente, porque el más sencillo se retirará de la reunión, y uno solo
hablando, no dice bien precisamente.
Somos libres, pero debemos cuidar a los que están en nuestro
entorno: a nuestra mujer o marido, a los hijos, a los padres si son mayores y a
los que estén más cerca de nosotros.
Que bonita es una familia unida. Todos a una luchando en este
mundo de lobos, que si te descuidas te muerden, o si son lobos-personas, te
quitan la cartera.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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