Ante una bella mujer, ningún hombre se puede resistir. Si le
entra por el ojo irá a por ella, con todas las de la ley. Recorrerá campos y
montañas para conseguirla.
Y es que tienen un don especial, que atrae al hombre. No sé
si a las mujeres les pasará lo mismo con los hombres. El hombre queda prendado
de su cara, de sus ojos y de su cuerpecillo.
Se enamora de su rostro y lo quiere celosamente, (no celos
malos), sino que tiene un gran cariño y no quiere que otro hombre la mire con
deseo, cosa que no comprenden las mujeres.
Es tan graciosa, simpática y sonriente, que vence al hombre,
de todas todas, se hace dueña de su vida y él trabajará para sustentar los
gastos de la pareja.
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Aunque similar a la nuestra, su cara, no es igual. Para
empezar, no tiene bello y por tanto no se afeita. Cuando se le da un beso, está
su cara suave, como el culito de un bebé.
Algo tiene que haber para que hombre y mujer se junten.
Posiblemente se casen y tengan hijos en común, formando una familia nueva.
Vivirán enamorados hasta siempre.
La cara de la mujer es inefable, no se puede explicar lo que
desprende, que aprisiona al hombre a sus pies. No lo puede resistir. Es más
fuerte que su marido.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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