No era tan pequeño, pero en casa lo tenían para eso, para
hacer los recados. Como no tenía ocupación que le obligara, se dedicaba a hacer
la compra y arreglar documentos de una y otra clase.
Lo mismo compraba un tomate, que cambiaba un grifo, que
arreglaba un enchufe de electricidad…Un chapucero, vamos. El caso es hacer algo
productivo para el hogar.
Todas las mañanas da un largo paseo y, de camino, se trae el
pan y alguna cosa que hace falta en casa, para comer o artículo de primera
necesidad.
Este hombre es muy impaciente y, cuando tiene algo que hacer,
no vive hasta que lo ve consumado. Este defecto es el que lo tiene, arriba y
abajo, haciendo recados.
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No es muy trabajador, pero le gustan las cosas bien hechas.
Se pone pocas veces a limpiar, por ejemplo, en casa, pero cuando lo hace deja
brillante lo que se pone a hacer.
En casi todas las casas hay una persona, hombre o mujer, que
se dedica a hacer estos recados. No se lo manda nadie, sino que sale de
él/ella, el ponerse en camino a arreglar documentos u otros.
Normalmente, no se queja esta persona de lo que hace, pero, a
veces lo meten en unos líos, sin tener nada que ver con él, que inocente va a
todos los sitios.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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