Está siendo este de 2019, al menos el tiempo que llevamos de
él. No es normal que en Málaga tengamos una semana seguida, entre 33 y 38
grados centígrados. Nuestro famoso viento de terral, nos pierde.
Cuando sopla levante, la cosa cambia. Sin ir más lejos, el
verano pasado tan solo tuvimos tres o
cuatro días de este calor asfisiante.
Bueno, y aquí, en Málaga, podemos cantar victoria, porque en
la mayoría de España y puntos de Europa, están teniendo 10 o doce grados más.
Lo que tiene el terral, es que es un calor húmedo, al
contrario que las provincias del interior de España.
Con este calor, lo mejor que nos aconsejan las autoridades
sanitarias, es que bebamos mucha agua y que no salgamos de casa entre las 12:00
y las 17:00 horas, si no es imprescindible.
Este calor y la ausencia de lluvias (en el Norte, porque en
el Sur apenas lleve un poquito en otoño o invierno), favorece la proliferación
de incendios, que arrasan miles de hectáreas en España, Europa y el resto del
mundo.
Ya es un tópico, pero la culpa de todo ello es el cambio
climático. Y ¿Qué puede hacer, el ciudadano de pie, para que dicho cambio no
aumente?
Pues podemos ahorrar electricidad, coger menos el coche,
comer menos carne, podemos reciclar…y poco más, porque no tenemos medios para
ello.
Pienso yo, que deberían ser las naciones y en concreto sus
dirigentes, los que deben tomar cartas en el asunto.
Nosotros, lo único que podemos hacer, es llevar a cabo las
decisiones de esos expertos que son los políticos.
Volviendo al calor, está haciendo mella, sobre todo en
personas mayores y niños. Yo, particularmente, lo aguanto bien, pero las
personas que padecen de los pulmones (asma, bronquitis…) y del corazón, lo
están pasando mal.
Si no ponemos medios, se descongelarán los polos y quedarán
inundadas ciudades a pie de mar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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