Vulgarmente llamados “callos”, son durezas que salen en los
pies y en las manos. En los pies salen de andar mucho, de llevar cazado
inadecuado o de volcar el pie al andar. En las manos salen de trabajar duro y
mucho.
Yo tengo en los pies, de andar mucho y de usar un calzado con
orma ancha, con lo que el pie no va firme en la sandalia y de rozar se produce
el callo.
Alguien que no los haya tenido nuca no sabe lo que duelen.
Casi te impide andar. Yo me estoy echando una crema, que los alivia, pero no
los quita. Lo curioso del caso es que tengo unos que me duelen y otros que no.
Me han aconsejado que vaya al callista, pero a mí no me
convence que me corte un trozo de piel endurecida, porque los que me duelen no
son los bastantes grandes para cortar.
También dicen que los liman y te ponen crema. Vamos que de
momento te dejan como nuevo, pero a los dos meses o así tienes que repetir la
operación.
Yo ya he encontrado la solución para que no me duelan y es
poniéndome zapatillas de verano con calcetines finos. La verdad que ya estaba,
que no podía ni andar y es que es un dolor, fuerte y molesto en forma de
punzada.
Desde que uso zapatillas y calcetines, ya no me duelen y es
un alivio. Si padeces este mal, acude a un callista o has como yo, ponte
zapatillas y calcetines.
Hay otra cosa aun peor, que son los llamados vulgarmente
“espolones”, que te crecen hacia el interior del pie. Mi padre los ha tenido,
y se ha visto obligado a ir al médico
especialista, el cual le ha puesto una inyección donde está localizada la
callosidad y se ha quedado como nuevo.
Parece de tontos o de bobos, pero es muy seria esta
enfermedad. Pero es muy seria y como he dicho antes quien no la ha sufrido
nunca, no sabe lo que es.
Vosotros diréis: “que cosas más raras escribe este hombre”,
pero seguro que no son raras para quien la padece.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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