En este mundo injusto, todavía quedan much@s hombres y
mujeres, que se ofrecen para ayudar cuando hay catástrofres, como incendios,
terremotos, mareas negras…
También son héroes sin nombre los policías, los bomberos, los
médicos y demás sanitarios, las distintas ONG (médicos sin fronteras, cáritas,
voluntarios religiosos o no que se ofrecen para ayudar allá donde haga falta…)
Estas personas son como tú y como yo, que podemos ayudar, por
ejemplo, cuando hay un accidente, cuando una persona se desmaya o simplemente
haciendo el bien nuestro trabajo. Sobre todo las personas que lo hacen de cara
al público.
En el caso de los trabajadores hay que tener vocación, como yo
siempre digo, realizando su tarea a gusto. Vamos que casi no les pesa y lo
hacen con una sonrisa en los labios.
Desgraciadamente no todo somos iguales y la mayoría hacen su
trabajo solo por dinero y no son capaces de hacerles un favor ni a su padre. Yo
no quiero echarle en cara nada a nadie, porque este mundo es así y tenemos que
convivir un@s y otr@s.
La ocasión de hacer el bien a los ciudadanos de a pie, se nos
presenta en cualquier momento del día. Por ejemplo ayudar a bajar o subir al
bus a alguien que no puede bien, que va cargada con la compra o una mujer que
lleva el carrito con su bebé.
Es cuestión de molestarse un poco, al ver a alguien
necesitado. También podemos ceder el asiento en el bus. Es tan fácil, por
momentos, hacer a una persona feliz, que da coraje que haya personas que no se
impliquen en nada. Ni en su trabajo, ni en su misma familia.
Todas estas personas que he descrito son héroes sin nombre.
No cuesta trabajo y casi ni esfuerzo físico. Esa persona que te saluda sin
conocerte apenas, puede ser un héroe sin nombre. Si ves uno, ayúdale, no te
arrepentirás.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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