Cuando uno cambia de vida, de ambiente, mira con añoranza
todo lo que ha dejado atrás. Yo miro más, sin olvidar el pasado, hacia
adelante, hacia la nueva vida, que he emprendido a partir de mi enfermedad.
Son muchos los que he dejado atrás, pero las circunstancias
mandan, y ahora vivo una nueva realidad, que no tiene nada que ver con la
antigua, pero que es más provechosa.
Además de mi familia, yo me apoyo en la gente que me acepta,
muchas veces sin conocerme de nada, porque me dan la mano, con cariño. Son mi
vida y mi alegría y no los cambio por nada del mundo.
Llevo muchos años en la brecha y la experiencia me dice, que
no hay que claudicar jamás. En términos marineros, velocidad de crucero y rumbo
hacia donde haya que ir.
Mi nueva familia me llena el corazón de alegría, me ayuda a
seguir luchando, de una forma tal, que vivo cada día con una nueva ilusión.
Es verdad, que, a veces, me acuerdo del pasado, pero estoy
contento con el puesto que ocupo en la sociedad. No resulta fácil
sobrellevarlo, pero me da más alegrías que penas.
Algunos me tienen envidia, porque no tengo que trabajar, pero
es porque no conocen mi realidad. También yo trabajé lo mío, sino no tendría
los beneficios que poseo. Yo no los desprecio, ellos piensan de esa forma,
porque trabajan duro. Al que quiera yo le regalo mi vida y que la viva él en
mis mismas condiciones.
Tengo muchos y buenos amig@s, repartid@s por esos mundos. El
que menos te lo esperas, es acérrimo amigo mío.
Como todo el mundo, tengo gente que no me acepta, pero yo no
se lo reprocho. Sus motivos tendrán. Miro más a los que me tienen cariño,
ganado a pulso, con ayuda de la Providencia.
Para quien no lo entienda, en estas palabras está la historia
de mi nueva vida, que es más próspera a pesar de los pesares.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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