sábado, 17 de agosto de 2019

HACER LO QUE FUNCIONA


En el trabajo, con la familia, con los amigos no hay que ceñirse por las “leyes” que nos da la sociedad, sino actuar con libre albedrío, con inteligencia, para que las cosas salgan bien.
Hay que confiar en el buen hacer de las personas fiables, que son pocas y dejar a aquellas que  hagan las cosas a su manera, porque si actuamos como máquinas, las cosas no saldrán todo lo bien que pudieran.
Lo que funciona no son las normas y cánones, que se tienen por buenos, porque cada situación es distinta, y por tanto, debemos sacar a relucir nuestra inteligencia, nuestra capacidad de improvisar y darle a cada asunto ese toque especial que tú sabes darle.
No es lo mismo hablar con tu jefe, con un compañero, con un amigo o con un desconocido. En cada caso debemos medir las palabras, para que la conversación sea edificante, fluida y que se lleve a un acuerdo entre las partes dialogantes.
No hay una norma para casos parecidos. Cada uno debe ser tratado como un caso especial, con las palabras justas en cada caso y que el hecho de la conversación sea edificante.
El hecho puede ser un problema que surge en el trabajo y que tienes que resolverlo sobre la marcha. Para ello no se puede hacer lo de siempre en un caso parecido, porque todos son distintos.
En el trabajo, lo que funciona lo tienes que poner tú, porque eres independiente, salvo para casos de calado, que tendrás que preguntar a un compañero y en última instancia a tu jefe, que para eso lo es.
En una buena conversación, debemos sacar a relucir nuestras dotes de diálogo para cada caso, de forma tal que los contertulios, queden satisfechos.
Se trata de ser personas y no máquinas, que por cierto cada día hay más. No es que tenga yo nada en contra de la tecnología, si no que quería decir, que a las máquinas las debemos dirigir los hombres y no al contrario.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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