Necesita esta sociedad, gente joven, preparada, valiente
dispuesta a trabajar por esta sociedad corrompida, por la avaricia, la envidia
y el querer ser más y mejor que los demás.
Sangre nueva que renueve a los políticos cansados, a los
dirigentes corruptos, con una nueva forma de hace las cosas, con honestidad,
con una nueva forma de luchar, con sinceridad, con amabilidad, con garra con
ganas de trabajar por ellos y por los demás.
Una nueva generación que viene empujando fuerte, que quiere
abrirse camino en esta vida plagada de desanimo, corrupción y malos modos de
hacer las cosas.
Debemos confiar en ellos, que son el futuro, que son las
mentes y las manos que nos sustituirán, cuando nosotros estemos cansados de
luchar, de trabajar y de dejarnos la piel en el puesto de trabajo.
Son hombres y mujeres que están dispuestos a continuar la
lucha, para mejorar este mundo, que buena falta le hace. Son emprendedores, sin
miedo y con gallardía, para continuar la lucha que emprendieron sus padres o
abuelos. No conocen la cobardía.
Tienen la sabiduría en su mente, clara que ha sido educada
para trabajar día a día por ellos y por sus conciudadanos. Su lema es libertad,
paz y entendimiento entre las gentes.
Hemos de ceder el puesto a estos jóvenes, muchos de ellos más
preparados que nosotros, por su inteligencia, sus estudios y su afán de mejorar
el mundo, con su dedicación, con su arraigo.
Son buena gente donde la haya. Capaces, decididos, con su
propia forma de trabajar, bien hecho, de corazón, con su propio albedrío, su
coraje y su don propio de luchar y trabajar.
Debemos cederles el puesto, digo, y pasar nosotros, viejos y
cansados a un segundo plano, eso si, aconsejándoles bien para que puedan
triunfar.
Que viva la nueva gente y que viva alegre y dirigente.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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