lunes, 8 de octubre de 2018

DAR TABACO


Se está convirtiendo en una práctica, cada más inusual. Resulta de que la caja de cigarrillos vale casi cinco euros y el que la compra, la quiere para él y no da ni un cigarrillo a la persona que se lo pide, ni soñando, porque son veinte y cinco céntimos y no está el mundo para regalar el dinero.
Para que me den un cigarrillo, tiene que ser una persona conocida o que no le importe desprenderse de uno de sus apreciados cigarrillos. Yo, algunas veces pido, alguno me lo da, pero la mayoría me lo niega.
Llevamos mal camino los fumadores, porque dicen que quieren poner la cajetilla a ocho euros. Algo que yo considero recaudatorio, por parte del gobierno y no para que dejemos de fumar.
De los cinco euros que vale la cajetilla de tabaco, casi tres son de impuestos. Ya está bien de gravar más y más una cosa que hace daño solo al que la fuma. Ellos lo que quieren es llenar la bolsa a costa de los pobres, que somos los que más fumamos.
Yo, a pesar de que tengo poco, si veo una persona muy necesitada, le doy un cigarrillo, que en verdad me hace falta a mí. Algunas veces hay que hacer una excepción y dar un cigarrillo.
No es comida, pero el que fuma, lo necesita como si lo fuese. El que más tiene es el que menos da. Si le pides a un pobre, probablemente te lo de, pero si le pides a un adinerado, casi seguro te lo niega.
Deberíamos de sacar fuerzas de flaqueza y dejar todos de fumar. A ver a quien iban a sacar los euros, que se llevan de cada cajetilla. Seguro que bajaba el precio del tabaco.
Con estos precios, muchos, fuman tabaco de contrabando, que es más malo si cabe que el del estanco, pero cuesta dos euros más barato y, claro, el dinero manda.
Si fumas como yo, ve pensando en quitarte, porque los precios seguirán subiendo, muy a pesar nuestro.
El tabaco hace mucho daño a todo el que lo fuma.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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