jueves, 25 de octubre de 2018

CORRECAMINOS

Así me llaman mis amigos y vecinos del barrio. Será porque voy por todos lados y en cualquier sitio me encuentran, por muy recóndito que sea. Allí estoy o voy yo.
A pesar de todo no me salgo de la ciudad. Puedo ir a la carretera de Cádiz o al palo y por toda la zona de Ciudad Jardín. A ellos les llama la atención el verme, lo mismo por el centro que por los barrios de la ciudad. La vedad es que ando mucho.
La verdad es que no sé de donde han sacado esa idea. No sé qué tengo de parecido con el popular pollito de los famosos dibujos animados. A mí no me importa que me pongan ese apodo, ya que es verdad.
Para los que recuerden los dibujos animados de marras, el correcaminos era un pollito, que siempre era perseguido por el lobo y que nunca le pillaba
Yo no soy muy rápido, pero poco a poco recorro todos los caminos habidos y por haber. Lo mismo estoy en una punta de ciudad jardín que en la otra.
Mi amigo Pepe, el chatarrero me puso ese apodo y a los vecinos les gustó, porque, en verdad recorro todos los caminos, habidos o por haber, haciendo mandados o simplemente por andar.
Cuando me llamó así, yo no me opuse en nada. Sé que tiene la razón, que estoy en todos lados.
A mí me gusta que me llamen por mi nombre, pero no me importa que me apoden y menos si es un bichito tan gracioso, que siempre burlaba al lobo, por muchas trampas que le pusiera.
En los barrios de pobres, es muy típico que le pongan a la gente un apodo y yo no iba a ser menos que los demás.
Por mi pueden hacer lo que quieran, como si quieren llamarme el cateto, también lo soy y por lo tanto no me molesta que me llamen como les guste y satisfaga.
Otras cosa hay peores que llevar un apodo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA. 

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