martes, 23 de octubre de 2018

FÉLIZ RODRÍGUEZ DE LA FUENTE


Era el gran amante de los animales. Tenía allá por los años 80 un programa, por capítulos, dedicado cada día a un animal diferente. Un día era el zorro, otro el lobo, otro las aves rapaces, otro las migratorias. Siempre tenía un tema para contar, con su peculiar voz, las costumbres de los animales más diversos de la fauna.
Precisamente se llamaba así: “El hombre y la tierra fauna ibérica”. Pero no se dedicaba solo a los animales de España, sino que viajó por América, por el polo Norte y muchos sitios más.
Su amor por los animales era excelso. Desde un ave a una serpiente, le gustaba observarlos y filmar sus costumbres, desde un punto de cariño especial, para todo bichito viviente, que amaba con locura.
Tenía un equipo de profesionales excelente, que filmaban las costumbres de los animales de la tierra, mar y aire, con un don fantástico que hacía que estuviésemos pegados a la pantalla cada programa.
No hay nadie que quiera como él a los animales, a los que estudiaba, pero sin hacerle ningún tipo de daño. Los quería como si hermanos fueran. Eran como parte de su familia.
Acabó su vida en el Polo, cuando el helicóptero en el que viajaba, chocó contra un montículo de nieve, mientras filmaba a unos animales de allí.
En un momento de su carrera se dedicó a estudiar a los seres humanos. Parecidos a sus tan queridos animales de toda la tierra.
 Para él un animal es como una persona pequeña. Los amaba de tal manera que dió su vida por ellos. Observándolos, viendo sus costumbres, forma de apareamiento y todo lo interesante de estos animalitos, que hermanos pequeños son, al menos para él.
Si hay alguien que amara a los animales ese era él, el Dr. Rodríguez de la Fuente.
Los quería y los mimaba, los estudiaba con un cariño especial y los quería con el corazón.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario