Quien más frutos recoge de su propio trabajo, de su propio
esfuerzo que el que recibe más, por herencia o por trabajo de los empleados de
su empresa, negocios y demás.
El trabajador, se siente dichoso de, con su propio esfuerzo, haber
ganado su salario. Mientras que el rico, lo tiene todo sin apenas trabajar, por
lo que no puede sentirse satisfecho de una faena bien hecha, bien trabajada,
sino que lo tiene todo ganado con el esfuerzo de sus trabajadores. Él, apenas
tiene que pasarse por la empresa, a firmar papeles e ir al banco a cobrar lo
que no ha ganado.
Cuando uno se tiene que esforzar en ganar su salario, día a
día, se siente satisfecho, de una faena bien ganada y cuando va a cobrar su
salario, se siente feliz, porque recoge lo que ha ganado con el sudor de su
frente. Levantándose todos los días temprano.
Es más feliz porque con sus propias manos gana el sustento,
de él y de los suyos. Aunque sea poco dinero, lo ha ganado él mismo, sin ayuda
de nadie. Mientras el rico recoge mucho, pero no lo ha ganado él, sino que
otros han trabajado, dejándole ganancias a él, llevándose un salario pequeño,
propio de un trabajador.
El rico es menos feliz, porque las ganancias que recoge, no
son fruto de su trabajo, sino que otros trabajan por él y le dejan la mayor parte de la ganancia.
El pobre, si gana algo más, es porque trabaja bien o porque
echa horas, para tener algo más y poder vivir algo mejor. Esto le llena de
alegría, porque recoge lo que ha sembrado, mientras que al rico, se lo siembran
los demás, lo cual no satisface a su persona, porque no se tiene que esforzar
para recoger mucho y bueno. Por lo tanto no le hace feliz este dinero, que no
ha ganado él.
Al rico no le ilusiona la vida, porque no tiene que
ganársela. Lo tiene prácticamente todo, sentado en un sillón de una oficina.
Podemos de estar orgullosos de ser pobres.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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