No todos los días son iguales. La monotonía de esta sociedad
sedentaria hace que lo parezcan, pero cada día es distinto a otro. Hacemos
cosas parecidas, cada día, pero nunca son iguales.
Todos los días nos levantamos, nos lavamos, vamos a la compra
o al trabajo, hacemos cosas en casa, comemos tres veces, nos vestimos, nos
desvestimos…cosa que hacen que parezcan todos iguales, pero cada día es
distinto, hablamos con personas distintas, no comemos lo mismo, por lo tanto
son distintos.
Hoy puedo ir al supermercado, mañana a la frutería, todos los
días compramos el pan, no todos los días nos levantamos a la misma hora…
Yo, por ejemplo, salgo cada mañana a andar, hago la compra,
me tomo un descafeinado, como, me echo la siesta, me voy a la asociación, me
vengo a casa, veo la televisión, me fumo unos cigarritos entre cosa y cosa,
hablo con los vecinos, me ducho y me acuesto.
Casi todos los días es parecida la película, pero no igual.
Un día compro aquí, otro allí, un día voy por un lado, otro por otro, un día
hablo con una persona otro con otra…
Los lunes no son iguales que los martes y estos no lo son que
los demás días de la semana. Normalmente, el que trabaja, descansa los fines de
semana. Para estas personas estos días son muy diferentes, igual que el que
descansa entre semana, esos días son diferentes para él.
Unos días estamos más animados, pletóricos, otros en cambio,
estamos más tristes. Todo depende del ánimo y de como nos salgan las cosas que
teníamos proyectadas para ese o esos días.
“Hoy me he levantado con el pie izquierdo”, dicen algunos,
aludiendo a que todo le sale mal. No hay que ser pesimistas. Las cosas se
pueden forzar para que salgan un poco mejor. No estamos predestinados.
Con un poco de buena voluntad, todo sale un poco mejor y
podremos decir: “Hoy me he levantado con el pie derecho”
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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