miércoles, 10 de octubre de 2018

LA COMPETIVIDAD

Las empresas pequeñas difícilmente pueden competir con las grandes, porque estas compran al por mayor y les sale más barata la mercancía. Las empresas pequeñas tienen que dar muy buena calidad y servicio para defenderse ante el poder de los grandes.
Un hipermercado o una cadena de supermercados tienen mejores precios y tienen toda clase de productos, mientras que una frutería, por ejemplo, solo tiene fruta y la tiene que vender a buen precio, para hacerle la competencia a los supermercados.
Una tienda de comestibles tiene tan solo unos pocos productos y no los puede vender muy caros, porque sino nadie le compra. La ventaja de la tienda pequeña es que no tiene empleados, que la llevan entre los miembros de una familia, encargándose cada uno de una cosa: uno es el dependiente, otro se encarga de traer con coche propio, lo que los repartidores no le sirven y así llevan adelante el negocio familiar.
Una tienda de muebles grande, tiene su fábrica propia y vende sus productos más baratos que una tienda pequeña, que tiene que depender de los almacenes que le suministran.
Un banco pequeño no puede ofrecer los préstamos que un banco grande, porque no tiene dinero suficiente como para esperar a que le paguen las cuotas del préstamo.
Un país con una economía fuerte le hace la competencia a un país pobre, que no puede producir los productos a bajo precio.
El país grande hace coches, electrodomésticos, muebles, alta tecnología a bajo precio, mientras que al pobre le cuesta trabajo producir, productos accesibles para el cliente a bajo precio.
Es el cuento del lobo y el cordero. El lobo se come al cordero, mientras este no puede hacer nada porque esto ocurra.
Es el cuento del nunca acabar, el rico se come al pobre, sin que este pueda hacer nada para que esto ocurra.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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