lunes, 2 de diciembre de 2019

EL LINCE IBÉRICO


Forma parte de la línea de los grandes carnívoros (tigres, leones, jaguares y leopardos). Debido a su apariencia física, se asocia frecuentemente a cualquiera de las otras líneas felinas existentes, pero está más cerca a un tigre que a un gato.
Sus características más llamativas son la presencia de pinceles y barbas, clave para su comunicación social, y una cola corta de 14cm con un bordón negro en el extremo.
Tiene ojos frontales para medir con precisión la distancia de sus presas; grandes cuencas oculares, que le permiten ver con poca luz; un oído fino capaz de detectar el sigiloso caminar de los conejos; manos desproporcionadamente grandes, útiles para apresar con firmeza a sus presas y uñas afiladas para impedir su escapatoria.
Llama la atención su elevada grupa, consecuencia de unas largas patas traseras, que le permiten realizar elevados saltos durante la caza.
Su denso pelaje presenta un moteado que le facilita mimetizarse con el matorral, por el que se mueve. Los linces ibéricos se clasifican en basa al patrón de pelaje:
-Mota fina: con numerosas manchas de pequeño tamaño.
-Mota intermedia: las manchas son de mayor tamaño.
-Mota gruesa: de similar tamaño a la anterior, diseminadas.
El pasado mes de junio la UICN reclasificó al lince ibérico pasando de la categoría de “en peligro crítico” a la de “en peligro”, lo que es agradable para los amantes de los animales, como yo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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