sábado, 7 de diciembre de 2019

UN ÁNGEL EN LA TIERRA


Nadie lo echaba en ver porque era una persona normal. Tan solo aquellas personas buenas que se topaban con él, lo reconocían como alguien especial.
No está aquí por gusto, ha venido a regir, los comportamientos de los hombres para sus prójimos.
No era nadie especial con un brillo en los ojos que le delatase, era una buena persona, con sus prójimos y su corazón latía a un ritmo inapropiado para este mundo.
Tenía su familia como todos la tenemos y ni ellos sospechaban de aquel ángel que se paseaba por las calles.
Era duro de pelar y tierno a la vez. Calaba los corazones de las personas y sabía si eran buenos o malos. No ha venido a juzgar a nadie, sino más bien, a enderezar caminos torcidos.
Por las buenas muy bien, pero por las malas es una fiera, que saca sus garras y destroza a quien quisiera hacerle daño. La furia de su espíritu le guarda de la mala gente.
No es ni más ni menos que nadie. Es un obrero de Dios que se pasea por nuestras calles, puniendo orden y paz.
Sencillo como él solo, pero tigre en celo, cuando uno quiere quitarle su pareja. Sus afiladas garras destrozarán a quien se ponga en medio de él y un amigo.
Todos lo conocen, pero no saben quién es  ni cual su misión en la tierra. Ni su propia madre sabe el destino de su hijo, pero las mujeres con su sexto sentido se imaginan cosas parecidas a la verdad.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario