En el Puerto de la Torre es el bar donde voy a comer ahora.
Yo me como solo un primero, por tres euros me pone el pan, la comida y una
concha de aceitunas.
El dueño es Pepe, muy simpático y agradable, que junto a su
mujer y su hijo llevan el bar. No es de categoría, pero se come bien.
Mi madre me decía que no podía comer siempre bocadillos y le
he hecho caso. Me he buscado este bar que está cerca de la Asociación.
A las dos, dos y media me voy para allá y él con cariño me
pone de comer.
Pepe me dice “el apañao”. No sé porqué será. Quizá le caigo
bien. El caso es que echamos buenos ratitos allí en el bar, entre bromas y
cosas serias.
Hablando con Pepe me dijo que él no era el dueño, que era de
la señora cocinera.
Allí juegan sus partidas de dominó, por las mañanas y por las
tardes los asiduos al bar, que son bastantes.
La cocinera me dijo que el arroz de hoy, no lo había hecho
ella sino el chico, el cual lo negaba. El caso es que estaba muy bueno.
El bar está cerca de la Asociación, por lo que me viene
divino para acercarme allí a comer.
Pepe pone tapas con las cervezas que se beben sus clientes.
Mi madre ya está contenta, ya que me como el plato de comida
caliente todos los días.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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