Y a los amigos, es
algo agradable para el visitante y para el visitado, porque se estrechan los
lazos existentes y se unen las personas, que es como debemos estar, unidos.
Si voy a casa de alguien, este me ofrece lo mejor que tenga,
en agradecimiento a la visita que le hago. Si tiene poco se le lleva un
presente, lo que uno pueda, que igualmente te lo agradecerá.
Yo, los domingos voy a casa de mi amigo Pepe, que se alegra
de verme y desayunamos juntos. Luego salimos a comprar para él lo que necesite.
Nos fumamos unos cigarritos juntos y llamamos al perdido, nuestro amigo
Antonio, que no se le ve el pelo por ninguna parte.
El sábado estuve en casa de mi primo Antonio, que está
regular de salud y también económicamente. Le llevé un regalillo que él me
agradeció sumamente. Desayunamos juntos e intercambiamos impresiones sobre esta
vida que, a veces es dura.
El próximo sábado iré a casa de mi prima María. Ella también
lo agradece mucho, porque tiene problemas de salud.
A veces voy a casa de mi hermano Miguel, mayor que yo y que
presume de tener más fuerzas físicas que yo. Es muy agradecido también.
Cuando hay alguien enfermo, procuro visitarle, que siempre se
alegra de verme y le sube el ánimo, que en esas ocasiones anda bajo. Por
ejemplo, mi cuñada Mari Carmen, que ha estado ingresada en el hospital Carlos
Haya. Ella y mi hermano Carlos, su marido, son también muy agradecidos. Le
llevé una revista para que se entretuviese.
Muchas veces nos sentimos solos porque nadie viene a vernos y
eso es desagradable, habiendo familia y amigos que se alegran de verle e uno y
no cuesta trabajo ni dinero hacerles una visita.
Lo mismo que visitamos nos gusta que nos visiten, porque nos
sentimos solos y nos gusta ver a la familia y a los amigos. Si te aburres en
casa, visita a alguien, te sentirás bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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