miércoles, 14 de noviembre de 2018

DE VISITA


Hoy, después de ir a la Asociación, me he pasado por el hospital Carlos Haya, porque allí está encamada mi cuñada Mari Carmen, que tiene un ictus, como consecuencia del tabaco.
Esta enfermedad consiste en que no tiene la movilidad completa. Que no puede mover bien el brazo y la pierna izquierda. Se ha alegrado mucho de verme. No me esperaba. Hemos estado un rato hablando.
Ella dice que a pesar de los pesares, no va a dejar de fumar. Por esto nos podemos dar cuenta lo malo que es el tabaco. Por lo menos, mientras está allí no fumará.
Los enfermos se alegran mucho cuando van a visitarles. Por eso y porque es cuñada y la quiero, me he pasado a verla. Hoy está mejor, no tiene los sueros puestos. Ella está preocupada por su negocio, porque dice que el marido solo no es capaz de llevarlo.
Hay que visitar a los enfermos, es como una obra de caridad. Cuando yo estaba hospitalizado (que han sido varias veces), me gustaba que la familia viniera a verme, las más veces posibles.
Yo sigo fumando, aun viendo lo malo que es. Yo quiero quitarme, pero no puedo. El tabaco es una droga dura.
Mañana iré a desayunar con Pepe. Seguro que lo pasamos bien, pero como él fuma, pues yo también. Nos tendrían que coser la boca o atarnos las manos atrás, para que dejásemos de fumar.
Cuando llegue a casa le contaré a mi madre de qué es el ictus. Menuda regañina me espera, a cuentas de que yo fumo como una chimenea.
Mi cuñada y mi hermano tienen dos niñas: Marina, que tiene 25 años y ya está casada y Rocío con 15 años y estudia cuarto de la eso. Son para mí dos sobrinas maravillosas.
La pareja regentan un bar llamado “Don Papón” cuya especialidad son las patatas asadas. Tienen también hamburguesas, camperos, pizzas, perritos calientes… Todo para tomar o llevar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.  

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