Es lo mejor que tenemos cada uno de nosotros, si bien algunos
amigos son como de la familia, pero como el calor del hogar no hay nada. Mi
familia la formamos mi padre, mi madre y yo. Mis hermanos viven cada uno en su
casa, si bien algunas veces vienen a comer.
Es en casa donde comemos, nos duchamos, vemos la tele y
hacemos todas las cosas propias de una vida normal. En casa dormimos y
charlamos de las cosas que vamos a hacer cada día.
Juntos en la mesa, celebramos la Navidad y comemos cada día.
Todos lo mismo o lo que le guste más a cada uno. Cuando es el cumpleaños de
alguno de los miembros de la familia o la onomástica, nos hacen regalos que se
agradecen de corazón.
Como un padre, una madre y unos buenos hermanos, no hay nada.
Todo se comparte que es algo más que repartir.
Hay gente que vive sola, que no tiene familia. Esto es muy
triste porque no tiene nadie con quien hablar, ni compartir lo que haya en el
hogar.
Cuando surge un problema en familia, se dialoga y es más
fácil de resolver, si bien no hay que abusar de la confianza, porque sino el
problema se puede agrandar y llegar a malos entendidos, que pueden quebrar
dicha confianza.
Los amigos están para complementar el círculo de la familia.
Para salir con ellos y agrandar esa familia que somos los hijos de Dios, que
vivimos en esa gran casa que es el mundo.
Cuando nace un niñ@ nuev@ lo celebramos con alegría, se le
hacen regalos y viene a agrandar la familia.
Si no tenemos familia, no tenemos nada. Tenemos que apoyarnos
en los amigos, que serán nuestra familia.
Que no le falte a nadie una buena familia y unos buenos
amigos y que juntos hagamos un gran hogar que es el mundo, donde todos estamos
y vivimos en armonía.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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