miércoles, 7 de noviembre de 2018

LA PAZ DEL MUNDO


Está en nuestras manos. Con solo saludar a una persona, ya le estamos dando la paz, mucho más si entablamos una conversación amigable, con esa persona que nos encontramos por la calle en el autobús, en la frutería o en cualquier otro sitio.
La paz es cuestión de todos. Cada uno podemos poner un poquito, para que el mundo funcione como tiene que funcionar, o sea bien, con buenas acciones para los demás.
Empieza en mí. Si yo no hago nada porque todo funcione bien, no puedo esperar que lo hagan los demás. Si alguien te ve haciendo una buena acción, te copiará y hará él dos más buenas que tú.
La paz tiene que funcionar todos los días, porque todos los días vivimos y necesitamos estar alegres, confiados, pletóricos, con ganas de luchar y vivir amigablemente con todos nuestros conciudadanos.
La paz no se come, pero puede dar de comer a muchas personas que lo necesitan. Si damos una pequeña limosna a esa persona que lo necesita, estaremos dando pan y paz al hambriento.
La ignorancia cree que la paz no existe y esto es porque hay guerra en su interior. La paz sale de nosotros mismos, con ilusión, con ganas de vivir y con inteligencia para agrandar  al mundo.
La paz es como una rueda, que gira y gira sin parar buscando la amistad de hombres y mujeres, que juntos construiremos un mundo mejor, para nosotros y para toda la gente.
La gente se junta para ir al bar, a ver un partido de su deporte favorito. Se junta porque le gusta estar acompañada, de su familia de sus amigos e incluso de gente que no conoce de nada. Le gusta compartir aquello que tiene, altruistamente.
Una fiesta, un cumpleaños, una comunión, una boda, un bautizo…son motivos para juntarse y disfrutar de la compañía de las personas queridas y extraños, que juntos construyen la paz.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario