Si la miras bien es muy buena, pero cuando algo no le viene
bien se mosquea y tiene malas pulgas. Si la sabes entender es la mejor madre
del mundo, dadivosa, agradecida, sonriente…
Si no la sabes entender, parecería mala, porque se toma las
cosas a pecho. Por ejemplo, con el tabaco. Me repite cada vez que me ve fumar,
que no fume.
Es agradecida. Este verano le llevé un helado y me dijo que
estaba riquísimo. Lo compartió conmigo, porque para ella era muy grande. Cuando
le haces algo, te da las gracias de corazón.
Si entiendes sus razones, te llevarás bien con ella, porque
es amigable, simpática, alegre y tiene buen corazón. Solo hay que saber
sobrellevarla y la tendrás en el bolsillo.
Es muy agradecida cuando le ayudas a algo. Te da las gracias
con un estilo difícil de imitar. Se conforma con poco.
De vez en cuando, como todo el mundo, le gusta que tengamos
un detalle con ella, pero no es exigente. Con muy poco se conforma.
Cuando le dicen que a qué hijo quiere más, ella responde: Si
te cortan un dedo de la mano, ¿cuál te duele más? Pues así son los hijos, se
quieren a todos por igual.
A nosotros, sus hijos, siempre nos ha dado mucha libertad.
Vamos que no ha querido ni quiere tenernos bajo su falda. Desde que éramos
pequeños, hemos salido y entrado cuando hemos querido.
Nosotros somos los que no nos portamos bien con ella como
debiéramos, porque repito, es una buena madre.
Es trabajadora como la que más. Ahora que las fuerzas y los
dolores se lo impiden, se reserva un poco más, pero ella ha llevado y sigue
llevando bien su casa. Es un tesoro.
Con cualquier cosilla que le ayudes, ella se siente feliz y
lo agradece mucho y bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario