Si crees que es la chica de tus sueños, la que te haría feliz
y viviríais juntos como dos pajaritos. No lo dudes, síguela, porque. “Quien la
sigue la consigue”, según dice el refrán y este tiene mucho de razón, porque
las mujeres, se hacen de rogar un poco, para ver si uno está interesado por
ellas.
Si un día te vuelve la espalda, tú no te preocupes, que días
hay muchos y mujeres a la medida de uno, pocas. Salúdala cada vez que la veas
por la calle, échale un bonito piropo y si la cosa va a más, regálale una flor,
o cualquier cosa que se te ocurra.
Si coge el presente, ya la tienes en el bolsillo. Ahora es
cuestión de quedar con ella, para dar un paseo. Invítala a tomar un helado, si
es verano o un colacao, si es invierno.
Háblale de tu vida, de tus proyectos para el futuro. Cuéntale
si estudias o trabajas y si te va bien en tus ocupaciones, por ejemplo.
La mejor manera de conocerse es paseando. Las conversaciones
“secretas” de dos pichoncitos, quedarán grabadas en el libro del amor, libro
que es tan grande como la existencia humana y en el que vosotros podéis grabar
miles de páginas. Palabras cariñosas, cada uno sabe las suyas.
Casi sin querer, pronto os daréis un beso, beso que es miel
de amor, más dulce que la de abeja. No tengáis prisa, id descubriendo cada
rincón del cariño, poquito a poco, que así sabe mejor.
Con el tiempo, os declararéis el uno al otro. Normalmente
suele hacerlo el chico, pero ¿porqué no?, también la chica puede decidirse y
lanzarse al ataque como una guerrera, sedienta de amor.
La edad no importa mucho en la pareja, pero es más normal
cuando ambos son adolescentes. Un chico y una chica se conocen y revolucionan
al mundo con el cariño que se profesan. Ya no son dos corazones aparte, son dos
que laten al mismo ritmo. Que la chispa que un día os iluminó, no se apague
jamás y viváis felices, toda la vida, compartiendo todo lo bueno que tiene
esta.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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